DISCOS

Amar y cantar

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“Lo que cura las heridas es amar y cantar”, dice Páez en “La ley de la vida”, séptimo track de su flamante disco “Confiá”, y eso es justamente lo que Fito hace. Lejos del silencio (en algunos casos sepulcral) discográfico reinante desde “la era del mp3” el hiperactivo rosarino abre el 2010 con su quinto disco en 10 años, a lo que podemos agregarle registros en vivo, y dos incursiones en la dirección de cine.

“Confiá” es su nuevo trabajo, el cual abre con el tema que da nombre al disco; una melodía spinetteana para una letra optimista sobre el desamor. La contracara melancólica parece ser “London Town” con frases como “yo no creo en volver a empezar” o “lo que fue hermoso nunca más ya lo será”. Entre ambas canciones construyen lo mejor del álbum.

El contraste se muestra en temas como “M&M” (un aburrido funk low tempo) e incluso en “Tiempo al tiempo”, el cual no parece ser la mejor elección para un primer corte. Suena simplemente como un tema más de Páez, olvidable y con una lírica un poco naif. Y si bien el rosarino demuestra una vez más su gran faceta de cuentista en “La nave espacial”, la canción no logra atraer del todo, apenas impulsada por un simple riff de guitarra.

“Confiá” fue grabado en vivo dentro del estudio en distintas locaciones (Córdoba, Buenos Aires, Río de Janeiro y Bahía) entre los meses de julio y diciembre de 2009, y quizás este sea uno de los motivos por el cual el disco no pierde cierta frescura a pesar de aburrir por momentos.

La placa vuelve a levantar con “Limbo mambo”, también con la influencia del Flaco: es una bella reflexión del rosarino solo con su voz y unos suaves rasguidos de guitarra acústica. El cierre de la placa (“Desaluz”), similar en simpleza, es una balada con ritmo cansino marcado por el bombo, pero que sin embargo no aburre, sino que envuelve y atrapa.

“Confiá” navega en esa incertidumbre y no termina de despegar. A la hora de armar la lista de temas para el vivo (se presenta el 7 de mayo en el Luna Park) quedará en sus manos la responsabilidad de seleccionar lo mejor del nuevo material, que combinado con los grandes clásicos de su repertorio, estará muy lejos de decepcionar.   

Fito Páez encontró sus puntos altos de la década con “Naturaleza sangre” y “Rodolfo”, en el cual no solo se destacaba su nivel musical, sino la apuesta, arriesgada, de un disco desnudo, sostenido sólo por el piano y la voz. “Confiá” parece ubicarse más en la lógica de “Rey sol” o “El mundo cabe en una canción”, álbumes más desparejos en donde el rosarino se expone menos y repite más sus fórmulas, y en donde apenas logra alternar algunos buenos momentos entre canciones intrascendentes.

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Redacción ElAcople.com

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