RESEÑAS

Alta fidelidad

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Es muy raro el nivel de impacto que tienen algunas cosas en la vida. Como, de repente, un pedazo de música, un equipo de fútbol o lo que fuere, puede representar algo más importante que las obligaciones cotidianas, la familia o la pareja. Quizás porque esas cosas nunca te desampararon, nunca te decepcionaron. En definitiva, es lo único que te va a ser fiel toda la vida.

Dos años. 74 shows. Sudamérica es la última escala. Chile tiene el privilegio de ser sede del último show. No nosotros, pero nos pasó cerca. Por eso había que estar ahí. Porque para mucha gente Faith No More significó mucho. Porque acompañó su niñez, su adolescencia y su adultez. Porque uno es fiel y tiene que estar ahí, dejando atrás trabajos, obligaciones, familias, novias. Porque hay que ser fiel a lo que nunca te traicionó.

Un evento histórico que estuvo a la altura de las circunstancias. Con la banda participando en el clásico show solidario Teleton, y llenando de chilenos, obviamente, pero con gente de Argentina, Brasil y Europa, el estadio La Florida al día siguiente. Era todo muy grande para dejarlo pasar.

Por eso todo debe estar a la altura. Los invitados, por ejemplo. Ahí tenemos a los Monotonix dando un show realmente enfermo. Tocando literalmente entre y sobre el público. Armando la batería sobre las cabezas de la gente. Con el cantante corriendo casi desnudo por sobre todo el estadio. Una especia de mesías judío del rock.

Y Primus también. Pavada de invitados. Con un show más compacto que el de acá; menos hitero pero igual de vibrante. Con un público también muy expectante por verlos. Prácticamente jugaban de local. No se extraña la respuesta en “John the fisherman” o “My name is Mud”. Muchos aprovechan el momento para colarse al campo vip.

Pero las expectativas están en el plato principal. De nuevo el telón rojo y la banda de impecable blanco. No hay intro. No hay “Reunited”. “Epic” de entrada. Algo que informa lo que va a ser el show: algo sin respiro.

Hablar de sus habilidades como músicos y compositores no tiene sentido. Se adelantaron a  todos y le dieron de comer a toda una generación. Hoy la banda disfruta de su trabajo. Se divierten sobre el escenario y se regocijan tocando sus canciones. Los repertorios van cambiando noche a noche, más en estos últimos shows, donde carecen de toda lógica. Pero lo más interesante y asombroso es la versatilidad. Las baladas como “Easy”, los momentos jazzeros como “Evidence”, los extremos como “Surprise you are dead”. Uno detrás de otro. La única banda en la que esto tiene coherencia, y donde versionar a los Bee Gees y a Black Sabbath es normal.

Un acierto para este tramo fue la inclusión de canciones que no habían sonado, o lo habían hecho pocas veces, durante los shows previos: “Everything Ruined”, “Zombie eaters”, “Helpless” o “Be agressive”. Todas en versiones caóticamente ensayadas. O sea, no suenan improvisadas, pero tienen cierto vértigo.

El vínculo con el público chileno no sabría explicarlo. Tiene que ver más con el respeto. El argentino es más cirquero. Acá hay una cosa de respeto mutuo. Y más que respeto, cariño. Durante “King For a Day”,  Patton se despacha con una excelente “Que he sacado con quererte”, de Violeta Parra, en un perfecto castellano. Tal vez la más extraña muestra de cariño sea la ceremonia de escupitajos que recibe en “Just a man”, donde el mismo cantante se encarga de pedir mientras abre la boca tratando de agarrar la mayor cantidad posible. Y después algunos que se hacen llamar punks se quejan de esta costumbre. Ja.

Hay varios bises. Pero el definitivo es el cover de “Kiss & say googbye” con los músicos yéndose uno a uno y Mike nadando entre la gente.

No se sabe muy bien el futuro de la banda. No dejan en claro si es el último show en la historia, o solo la culminación de la gira de reunión. Sea como sea, todo estuvo a la altura de la leyenda: siendo fieles a la gente.

azafatodegira.com

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