Adoradores del metal

El rock tiene esas vueltas. Un día tuviste que esperar diecisiete años para volver a ver a Anthrax, y al otro día apenas un año y monedas. Una gira sudamericana que se dará en abril, pero no; el amor de la banda por Argentina es tan grande que solo bajan para tocar en Córdoba y Buenos Aires.

También un día dejaste de seguir a Malón porque ya no existía más. Tuviste que esperar 15 años para verlos en cada evento metalero por excelencia. En sus shows, en festivales, de soporte de los pesos pesados del metal. Aunque al fan promedio de Anthrax no parece importarle mucho la vuelta de la banda. Cerca de las ocho, con un estadio semi desierto, la banda entrega un concierto casi íntimo: una hora de canciones de los dos discos del grupo como Malon mestizo, Grito del Pilaga o Gatillo fácil. De todas formas hay una diferencia notoria al ejecutar canciones de Hermetica; Evitando el ablande, Soy de la esquina o Tu eres su seguridad hacen que hasta el más escéptico se enganche. Si no tuviste posibilidad de verlos aún, anunciaron un show para mayo con la modalidad cada vez más popular del escenario en el medio del campo y con la promesa de al menos un tema nuevo, según O’Connor.

Después de años turbulentos de idas y vueltas, Anthrax volvió en plena forma. La vuelta de la formación clásica con Joey Belladonna en voces y el lanzamiento de Worship music realmente entusiasmaban. Mientras Metallica estira el lanzamiento de un disco nuevo y Slayer y Megadeth sufren bajas de miembros y pobres performances en vivo (además de discos que pasan sin pena ni gloria), mas allá de los resultados artísticos, Anthrax empieza a tomar un envión luego de años de juntar un poco de polvo. Es un trabajo de hormiga, la gente todavía no acompaña; un estadio casi vacío para una leyenda que supo poner dos estadios Obras a tope parece una imagen un poco triste.

Eso no le importa ni a la banda ni a la gente. Un comienzo tibio con Earth on hell que repunta con Fight em till you can’t y que desata la locura con Caught in a mosh y Antisocial. La banda tiene una entrega que no tienen la mayoría de sus compañeros de género. Frank Bello, después de Steve Harris, debe ser el bajista más arengador de todo el heavy metal: canta, hace caras, corre, arenga. Y mueve esos dedos a toda velocidad. El constante pensamiento es que alguien así era en realidad el bajista indicado para Metallica.

Scott Ian es el fanático más grande de su banda. Se carga todo al hombro; le gusta que la gente cante, salte y baile. El espacio en el estadio hace que el mosh en temas como Indians o Got the time sea gigante, tomando todo el campo. Esto no puede generar más que la sonrisa cómplice del pelado en bermudas.

Rob Caggiano siempre fue el más parco. De todas formas esboza una par de sonrisas y unos pasos graciosos. No es de piedra el muchacho.Joey Belladonna está en plena forma como ya se había presenciado en su visita anterior. No será el mejor frontman del mundo, pero le pone ganas. Y con eso sobra.

El punto de conflicto era la batería. Charlie Benante, ausente con aviso, fue reemplazado por Jason Bittner, de Shadows fall. No es trabajo sencillo reemplazar a Benante, pero hizo una tarea más que digna. Algunos pifies que su cara no dejaba pasar. Se notó un sorry hacia Scott Ian en el fin del show al que el pelado, macanudo como es, debe haber respondido algo como don’t worry. La gente estaba en llamas y si alguien lo notó, no le importó.

El final deja temas clásicos como Madhouse y I am the law, siempre eternos. Pero también deja con las ganas de algunas otras cosas un poco diferentes a la vez anterior. Lone Justice, Keep it in the family, Be all, end all, Gung Ho. Está bien, no se puede satisfacer a todos, pero trece canciones dejan con ganas de más, a pesar que la duración del concierto fue correcta. Tal vez mejor, así obliga a tener una cita más con los muchachos.

Por cosas del destino, con los años la banda terminó un poco más marginada de la gloria. Lo cierto es que con este presente la mayoría debería estar prestándoles atención para entender cómo se hacen algunas cosas.