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Acción mutante

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Conviene empezar los comentarios sobre “A propósito”, el nuevo disco de Babasónicos, pidiendo que se escuche “Muñeco de Haití”; no sólo porque es la mejor canción sino porque también es la que aporta mayores matices a la discusión que gira en torno a las últimas producciones de la banda.

Y es que se dice que, desde hace un buen tiempo, Babasónicos está haciendo una repetición constante de la canción perfecta que descubrió. Fuera cierto o no esto, y en todo caso de seguro más por propia voluntad que por prestar oído al exterior, el conjunto enseña en “A propósito” una vuelta de tuerca: de otro tema redondo más, de esos que apenas llegan a los tres minutos de duración, como “Muñeco de Haití”, se hizo uno del triple de extensión y que podría entenderse (mal) como tres canciones en una. Una curiosidad al respecto: el tema en cuestión en tiempo equivale a un tercio de total de Mucho (2008).

“Muñeco de Haití” comienza como uno de esos tantos rocks de la banda que servirían para acompañar a un tipo que se puso su mejor pilcha y perfume y, trago en mano, entra a desfilar por un boliche. Y de inmediato decenas de chicas, todas muy sueltas de ropa, lo abrazan y vivan. Y él ríe, ganador. Pero en vez de terminarlo ahí, se continuó agregándole un pasaje de lo más bailable, mezcla de dance y cosa tropical, como si se tratara de un viaje de melodía sin rumbo claro.

Tal vez, eso es justamente lo que se hizo “A propósito” en el álbum: llevar algunas canciones hacia otros lugares en vez de dejarlas en sus cómodos lugares de cierre redondo; darles un giro inesperado, jugar con ellas, llevarlas para aquí y para allá. No es casual que los músicos, cuando hablan del disco, no puedan evitar la repetición del concepto de mutación para explicarlo. “Está atravesado por un vector fuerte de mutación, locura y fantasía”, dijo Adrián Dárgelos. “Es una música con más desarrollo instrumental, son canciones que mutan en otra cosa”, agregó Mariano Roger.

También se transforman, en mayor o menor medida, el primero y oscuro “Flora y fauno”, “Tormento”, “Ideas”. No lo hacen, en cambio, algunas baladas como “Deshoras”, “El pupilo”, “Barranca abajo”, “Chisme de zorro” y “En privado”. Todas excelentes, pero sobre todo esta última, con un cantante encantador y seductor en su mejor forma. “En privado” tendría que ser uno de los cortes de difusión del álbum; el video debería mostrar a un Dárgelos de etiqueta pretendiendo conquistar a una mujer, la más linda de todas. Podrían contratar a Sabrina Garciarena para interpretarla.

Resta mencionar, finalmente, un rock necesario: “Fiesta popular”, que no se preocupa por anotarse como uno más parecido o igual a tantos otros que supo hacer la banda. Y es necesaria esta canción porque, en estos tiempos y acá, alguien tenía que agarrar un micrófono fuerte y gritar: “¡No seas infeliz, dejate arrastrar por el carnaval! Chicas ricas, no le tengan miedo, esto es sólo una fiesta popular. Chicos ricos, no se asusten tanto, esto es sólo una fiesta popular”.

Redacción ElAcople.com

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