A los palos

The Ataris daba un show en su Estados Unidos natal, pero la noche no concluyó bien: el cantante le tiró la batería encima al baterista, porque no estaba tocando bien.

A veces, un músico no tiene una buena noche y sus compañeros de banda, por supuesto, son los primeros en advertirlos; en esas ocasiones, acaso con las palabras justas de apoyo se lo pueda animar para que retome el buen nivel, tocándole esa fibra que lo haga reaccionar. Sin embargo, no siempre el modo de revertir ese mal desempeño es a través del diálogo. Y menos si estamos hablando de rock, obviamente.

En Nueva Jersey (Estados Unidos), el grupo de punk rock The Ataris hacía lo suyo en vivo con un problema: el baterista Shane Chickeles no estaba afilado y esto molestó, fundamentalmente, al cantante, Kristopher Roe.

¿Y cuál fue la reacción de la voz del conjunto? Directamente, le empezó a tirar encima las partes de la batería, una a una, con violencia. Mientras tanto, cual capitán que no abandona el barco aún en la peor tragedia, Shane continuaba tocando con lo poco que le iba quedando de instrumento, hasta que finalmente tuvo que abandonar el escenario ya que se le venía el bombo al cuerpo y tampoco tenía qué tocar.

“Nuestro baterista está fallando terriblemente esta noche. No sé cuál es su estúpido problema… pero voy a terminar el concierto solo. Esto es muy vergonzoso, no lo puedo manejar. Me disculpo, pero tengo un límite de estupideces que puedo aguantar. Espero que sepan entenderlo”, explicó Kristopher al público, que observaba incrédulo.

Por nuestra parte, desde la redacción de El Acople, nos solidarizamos completamente con el bueno de Shane; ya lo dijimos, una mala noche la puede tener cualquiera. Y, también, le sugerimos que para el próximo show se posicione cerca de los pies de micrófonos: cualquier cantante, hasta el mejor, puede olvidarse alguna letra o desafinar en una canción.

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