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NATAS Y CARCA en el Auditorio Latinoamericano
Carca, vestido con una sobriedad pocas veces vista en él, se dedicó nuevamente a hacer un repaso algo bizarro de la historia del rock (y casi no se olvidó de ningún cliché). En Carca están Hendrix con sus solos electrizados tocados con una sola mano o con la guitarra detrás de la nuca, la pelvis movediza de Elvis, el rock alocado de Little Richard, la sensualidad exagerada de Prince y del Artista Antes Conocido Como Prince, los blues oscuros y toscos de Pappo, la psicodelia alucinada de Jefferson Airplane y la estética glamorosa de Roxy Music.
Carca se rodea de chicas boogie, y de adolescentes siempre listas para el sexo on the rocks y el rock & roll. Carca ama, abraza, ata a la cama… Carca acaba.
Si existiera una ruta que uniera al Sahara con el centro de la tierra, haciendo escalas en una galaxia lejana y en tu propio cerebro, Natas sería considerada una banda de música rutera, pero como hasta ahora no existe nada parecido, digamos que hacen stoner rock. Natas empezó a tocar con imágenes de “La Guerra de las Galaxias” proyectadas al fondo del escenario, en una pequeña pantalla, lo que hace juego con el poder majestuoso de sus canciones. Los Natas son tres reyes de la Edad de Piedra que se dedican a practicar larguísimas sesiones de rock paleolítico.
La base gomosa que forma el bajo permaneció indemne pese al reciente cambio de bajista ¿Qué decir de Sergio Chotsourian y Walter Broide, artífices del sonido-Natas? La guitarra de Sergio levanta vuelo poco a poco hasta llegar a un estado de trance alucinatorio, para poco después caer en picada con riffs metaleros tipo Black Sabbath, y cuando se decide a cantar (su voz tarda un buen rato en aparecer en las canciones) lo hace por breves momentos, como para no caer en la modorra y al mismo tiempo no perder el clima que logran crear. Ver tocar a Walter Broide es una experiencia chocante: arranca casi acariciando a su batería, sacándole matices que no son comunes en el stoner rock (y en el rock en general) para luego casi demolerla a golpes. Toca con una potencia y una precisión increíbles y hasta le queda resto para hacer algunos coros.
Ver a Natas en vivo es vivir el rock. Natas ataca, aplasta, arrasa… Natas mata.
Julián Elencwajg
julian@elacople.com
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