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Un recital que marchó sobre rieles

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¿Cómo es esto del recital sobre rieles?: una locomotora y un vagón playo que hizo de escenario, más un vagón para la prensa y los invitados. La estructura parece simple, pero a DIEGO BORIS le costó mas de un año de planificación. Ni los trámites burocráticos pudieron con él.

El músico sacó a pasear su rock and roll de protesta por Once, dejó su marca en Liniers, lo trasladó hasta Ramos Mejía y Castelar y cerró su gira en Moreno. Sí, todo el mismo día. Sí, todo sobre un tren que paró en cada una de las estaciones para ofrecer canciones.

Para quienes no lo conozcan, en su curriculum de rockero transgresor figura un recital sobre un camión que cortó la calle Corrientes un viernes en hora pico y un show sobre un barco en el Riachuelo. Para BORIS estos eventos van más allá del efecto pintoresco que producen: es un modo de protesta ante la falta de lugares para tocar y la ausencia de una política cultural que ayude a los artistas.

Efecto Boris

Un vendedor de panchos se sorprende ante la llegada de un vagón cargado de música y canciones. Una señora mayor se queda boquiabierta, mientras que un grupo de fanáticos de BORIS llegaba a la estación mediante el tren de recorrido normal. De hecho un grupo grande de gente lo siguió desde Once hasta Moreno, viendo cada uno de los shows en cada una de las estaciones.

BORIS y LA RESISTENCIA comenzaron su show con cuatro temas en Once, con OSVALDO PADREVECHI (de la banda PADRE y director de la revista El Biombo) como invitado en “Pisando Esqueletos”. Luego, el tren de Boris se dirigió hasta Liniers, la próxima estación–show. Mientras se alejaba de Once, la banda comenzó a tocar “Bienvenidos Al Tren” de SUI GENERIS, llevando a cabo un ritual que se repetiría en la despedida de cada estación.

Durante el viaje los músicos hablaban de lo que vendría mientras comían roscas de pascuas y tomaban gaseosas. BORIS sólo le dio acceso al vagón a medios independientes. Y El Acople estuvo allí. Inclusive negó acreditaciones para que las cámaras de Teleshow estuvieran sobre el tren.

Al llegar a Ramos Mejía, en medio de la gente se podía divisar la figura de GUSTAVO ZABALA de TREN LOCO. Enseguida se incorporó a al vagón playo y se enchufó para tocar “Buscaremos Un Lugar”. Luego de sorprender a los vecinos de Castelar, el tren musical de BORIS se dirigía, luego de cruzar todo el Oeste, a su última estación: Moreno.

Última estación

Atardecía, mientras que la Avenida Rivadavia comenzaba a extinguirse y las calles de tierra se apoderaban de los alrededores de las vías. La expectativa invadía a BORIS y sus músicos. Comenzaba a soplar el viento y el domingo vivía sus últimos momentos de luz natural. Cuando el tren llegó a Moreno, más de doscientas personas esperaban BORIS en la estación. Los comerciantes de la zona lo habían esperado con petardos para darle la bienvenida al cierre de este show sobre rieles. EDUARDO BALÁN de CULEBRÓN TIMBAL, compañero de aventuras musicales si lo habrá, trepó al tren para acompañar a Diego Boris en el final.

Comenzaba a sonar “Bienvenidos Al Tren” mientras la locomotora comenzaba a moverse lentamente.

La gente agradecía con aplausos y rostros de felicidad el evento cultural que BORIS había repartido por los barrios sin pedir más que una sonrisa a cambio. El músico recorrió con su mirada cada una de esas caras, mientras parecía sacar una foto mental que quedaría guardada en su recuerdo para siempre.

El tren se alejaba y los aplausos eran cada vez más fuertes. Será nomás como siempre dice BORIS: “Los sueños se construyen solamente al despertar”.

Diego Skliar. De la Redacción de El Acople

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