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Mi banda de rocanrol

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A esta altura del partido, es inconcebible tomar en serio algunas palabras del Pity. En el facebook oficial de Viejas Locas, su líder había dicho a través de un video subido en ese sitio, que el recital empezaba 21 horas puntual. Obviamente, no fue así.

A la misma hora que estaba anunciado el show en Racing, ya había ingresado gran parte del público que esperaba expectante la irrupción sobre el escenario de la banda de Piedrabuena. Pasaron 60 minutos, y el conjunto no aparecía. Además de impaciencia, la gente tenía frío, y para combatirlo no escatimó cantitos, palmas y saltos. En este sentido, el clima de cancha al grito de “Vamos Viejas Loooooo”, fue modificado en algunas gargantas racinguistas por un “Vamos La Acadeeeeee”.

Siendo las 22:30, debido a la demora, los cantitos mutaron en abucheos y estos tomaron peor forma cuando el publicó comenzó a arrojar cosas hacia el escenario desde el campo de juego. Una voz en off salió al cruce para calmar a las fieras, pero no logró su objetivo. Luego insistió con un segundo mensaje de conciliación, también fallido. La tercera fue la vencida. ¿Por qué? Porque esa voz correspondía al mismísimo Pity Álvarez, recién llegado al punto de encuentro. “En 5 minutos salimos, me re colgué”, manifestó el ídolo de las masas enardecidas.

A casi nada de las 23, el Estadio Presidente Perón fumó la pipa de la paz, de la mano del “Árbol de la vida”, el primer tema de la gélida noche. “Buenas noches, Independiente”, saludó Pity, para luego dar paso al sucio rock and roll: “Nena, me gustas así”, “Hermanos de sangre”, “Contra la pared”, “Una vez más” y “Dos nenas”, encendieron al Cilindro de Avellaneda.

Banderas de distintos colores flamearon delante del campo, donde la valla separa al artista de su gente, pese a la comunión que se manifiesta entre estos dos actores en este tipo de conciertos.

Desde arriba, el bajo volumen empañó de alguna manera a una banda que tocó muy bien, acompañada por teclados e instrumentos de viento, y por un frontman a veces errático, pero que igualmente sacó adelante una situación que se había vuelto caótica en los minutos que antecedieron al recital.

En cuanto a lo visual, el decorado con ladrillos que simboliza el arte de tapa del último disco de la banda, “Contra la pared”, más el juego de luces y las dos pantallas al costado del escenario, aportaron lo suyo para que el show sumara puntos.

Promediando el setlist, Viejas Locas se volcó por su costado más meloso, con “Balada para otra mujer” y “Perdoname mi amor”. Después, el jazzero Valentino, amigo de la banda, ofreció su solo de viola en “Lo artesanal”, otro clásico de antaño del grupo. Con esta canción, se cerró la primera parte del recital tras una hora intensa de rock.

La banda volvió, pero en un escenario paralelo montado sobre un mangrullo. Allí, con mayor defecto en el sonido, hicieron  “Caminando con las piedras”, “En problemas” (con un pedacito de “Rezo por vos”, de Charly y Spinetta), “Tirado en la estación” y “Todavía estás ahí”. Tras ello, volvieron al escenario principal para despedirse momentáneamente a puro rocanrol de estupefacientes con “Intoxicado” y “LSD”, y la ramonera “Una piba como vos” (“Una piba como Cris Miró”, según la rebautizó Pity, como en los viejos tiempos).

Algunos desprevenidos comenzaron a retirarse, sin escuchar los bises: “Perra”, “Buey” y “Difícil de entender”. Ese fue el cierre formal del show, digamos. Fachi, el otro miembro original de Viejas Locas, se despidió del público, pero su amigo Pity todavía no quería dar por concluida la fría velada.

El inefable Doctor Álvarez agarró una acústica y se fue solito para el mangrullo. Allí arrancó con una nueva versión de “Caminando con las piedras”, pero ésta quedó trunca. Inconforme con el sonido, volvió al escenario principal. Ahí sí ejecutó la mencionada canción romántica, y agregó al repertorio dos temas que pertenecen a su no tan lejano pasado en Intoxicados: “Fuiste lo mejor” y “El rey”.

Antes de irse, realizó sus acostumbradas bromas (Chewbacca y otros delirios), pero a la hora de ponerse serio, no se olvidó de pedir disculpas por la espera y añadió que ama estar arriba de un escenario.

¿Héroe o demonio? Es Pity Álvarez, señores. A los tumbos, tratando de revivir a Viejas Locas con el antecedente del asesinato de Rubén Carballo a manos de la policía en el fallido regreso en Vélez, y las posteriores suspensiones de shows en el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas y Ferro. Algunos lo tomarán y otros lo dejarán, lo cierto es que su convocatoria se mantiene intacta, pese a sus últimos años devenidos en un personaje de televisión que se asemeja al peor Charly. Más no se le puede pedir: aún en estado crítico, en dos horas y monedas brindó el mejor rocanrol que se toca hoy en día en Argentina. Su banda de rocanrol.

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