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Desde aquí a la eternidad

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“Suicidio artístico” es lo que se escucha tanto arriba como abajo del escenario durante la noche. En otro ámbito no funcionaría si no fuera por el público de la banda, siempre fascinado por los suicidas y los mártires. Cuando recién salía El Siempreterno, los fanáticos de Cienfuegos, vacíos tras la separación del grupo, se acercaron a la nueva propuesta para exorcizar los demonios de la abstinencia. Con el tiempo y casi sin quererlo, la banda (con menos de 10 shows en toda su historia) fue instalándose más y más, generando su propia mística. Más allá de los nombres, ¿cómo explicar una banda con nueve shows, dos discos, un año de existencia y que ya llena Groove? El Siempreterno no es la continuación de otra banda o el hobbie de unos músicos para despuntar el vicio; es la nueva banda que vino a salvar todo.

El comienzo es con temas ya clásicos del primer disco; “Bajo este sol”, “Más de lo mismo”, “Rohypnol”. Canciones que no podrían calar hondo en ninguna persona que no esté esta noche en Groove. ¿La banda y la gente luchan contra algo? Tal vez. A la hora que en el resto del país los muchachos eligen su camisa preferida y las chicas se maquillan mientras hacen la previa, acá hay mil personas que tiñen de negro la noche mientras vuelan cuerpo y espíritu al ritmo de “Love will tear us apart”, de Joy Division. Hablando de suicidas…

Y el suicidio sigue con la presentación del disco nuevo (que recién se conseguía el día del show, por lo que nadie había escuchado nada). “Hacia el mar de carbón” es el primer disco pensado como banda; recordemos que el primero surge casi fruto de la casualidad. Ya desde el titulo este se muestra como un disco más oscuro, más de invierno. Antes de “Joven muerto en Juana Díaz”, Sergio Rotman introduce: “Juana Díaz es una ciudad de Puerto Rico donde matan a más gente de la que está viva”. “Paradoja”  grita uno del público; “Suicidio artísticoinsiste otro. Gente instruida y quemada por igual. Lo cierto es que en otro show tocar tantas canciones nuevas seguidas es suicida. Acá se recibe con aprecio. Pasan “En el mar de carbón”, “Full coma”, “Nada más triste”, “Noviembre”,  mechados con covers nunca tribuneros como “Fallas” de Todos Tus Muertos o “Hall of mirrors” de Kraftwerk, esta última mostrando oscuridad al palo. Como si Swans lo estuviera interpretando, en la pantalla se proyectan imágenes de cementerios mientras la banda produce un ensordecedor ruido.

Aunque sea una especie de súper grupo, el centro siempre lo ocupan Mimi y Sergio. Ricciardi siempre atrás, oculto como en todos los proyectos en los que ha participado. Uno lo da por sentado, pero les recomiendo la próxima prestar atención y ver y escuchar lo buen baterista que es. Lo mismo que el Ruso en el bajo, un bajista muy extraño para una banda punk rock; a veces pareciera estar tocando jazz. Minimal también cede el papel de protagonismo; más concentrado en tocar la guitarra incluso esquiva las intervenciones humorísticas características de Pez.

Hay canciones de la banda que ya son clásicos eternos. “7 Eleven” y “Contradios” son hits en un universo retorcido. El día que todos bailen canciones de muerte, ateísmo y heroína estaremos condenados. Los covers también tienen su espacio especial; canciones del rockero con onda, según Rotman. Décima Victima, The Who, Bowie, Black Flag; usted elija. Cuando invitan a Hernán Bazzano (guitarrista de Cienfuegos) uno trata de contenerse, pero juegan con los sentimientos de la gente.

No sé si alguna vez cortaron con alguna pareja pero cada tanto siguieron manteniendo relaciones sexuales. Que te toquen canciones de Cienfuegos en la cara es como esa sensación de lo que extrañás, pero no es. Es el polvo de desquite. Por eso cuando suenan “Moonage Daydream”, “La eternidad” o “Hacia el cosmos” se siente una gran liberación en la sala. Enojo, alegría, emoción. Todo lo que te pase por la cabeza, para que luego Sergio me diga que Cienfuegos puede volver. Claro, ahora que me usaste jugás con mis ilusiones. Decís que vas a dejar a la otra para volver conmigo. Que vamos a volver a los sótanos, a eso rituales de catarsis que vivíamos cada cinco o seis meses. Pero me mentís. Todos iguales. Porque te veo con tus nuevos compañeros y te veo con Mimi y veo esa química que antes no existía. La química del amor puro. Mientras la otra era pasional, esta es amor puro. Veo cómo cantás a su lado, cómo bailan, cómo suena la banda. Y soy una persona más madura y disfruto el amor de los que quiero. Y por eso, aunque la gente grite por la vuelta de Cienfuegos, al final vemos la verdad y gritamos por el Siempreterno. Porque después de pasar por todo ese torrente de emociones, el público busca lo que hay arriba del escenario: el amor siempreterno.

azafatodegira.com

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