SHOWS
Espíritu adolescente

Hará aproximadamente cinco años que la mayoría de las bandas de punk rock melódico tienen una parada fija en Argentina. Sacando a Bad Religion y a NOFX que están más allá del género, la primera visita de No Use For a Name allá por 2007, ayudó para que luego Less Than Jake, The Ataris, Rufio y tantas otras visitaran nuestro país con frecuencia.
Lamentablemente, NUFAN con cada visita ha disminuido su convocatoria. Tal vez sea por la avalancha de shows y el hecho de que sus seguidores, la mayoría, sean demasiado jóvenes y les cueste pagar la entrada para cada show que se presenta.
Poco le importa el marco al grupo, que de entrada se muestra de buen ánimo. Su líder Tony Sly sale filmando al público y la descarga se inicia con “Not your saviour”, “Dumb reminders” y “I Want to be wrong”. La expectativa esta vez pasaba por ver el desempeño de sus nuevos miembros. Chris Rest en guitarra cumple a la perfección su trabajo, pero la banda tuvo gente más efectiva en ese puesto, tales los casos de Dave Nassie o Chris Shiflett, ahora célebre guitarrista de Foo Fighters. El que sí se destaca es el baterista Boz Rivera, de mucho empuje, energía y hasta una técnica extraña para el género. Siempre es bienvenida la innovación.
El último disco de la banda, “The feel good record of the year”, es de 2008 y ya queda lejano en el tiempo, por lo que el repertorio se parece bastante a un grandes éxitos de todas las épocas de la banda. El público, por suerte, es de los más entusiastas; el hecho de que el recinto no esté completamente poblado ayuda para hacer que el pogo y el mosh se multipliquen. Tony diría luego que cada vez que viene a Argentina, se lleva el mejor día de su vida.
El punk rock melódico es al punk lo que el power metal es al heavy metal. Y cada uno tiene su problema personal; debo admitir que no soy la excepción. Algunas letras y la excesiva melodía a veces me alteran un poco. Pero como decíamos: sacando a Bad Religion y a NOFX, NUFAN y Rise Against tal vez sean los exponentes más interesantes del género. Tienen formación vieja escuela. (Sly deja ver un tatuaje deBlack Flag en su brazo) por lo que no tienen la insoportable costumbre del género de las payasadas arriba del escenario. Ellos solo se dedican a tocar a toda velocidad y parar cada tanto para hablar con la gente. Y musicalmente tienen momentos más atractivos como “On the outside” o “Invincible”. Incluso se le animan a “I turned into a martian” de Misfits y, honestamente, les sale mejor que a la actual formación. La melodía viene del lado del aprecio, de crecer con los Ramones, Descendents y All.
Para los bises sale Sly solo con su guitarra para una improvisada canción de amor a Buenos Aires. El clima de chiste se corta al interpretar los últimos tres clásicos: “Let me down”, “Justified black eye” y “Feeding the fire”. Setenta y cinco minutos y la promesa de volver el año que viene.
No Use For a Name dio un buen concierto. Tal vez el hecho de tres visitas seguidas en poco tiempo y el hecho de que no hay nuevo material para presentar haya desalentado a algunos. Seguramente la próxima vez el escenario será más alentador, pero la banda seguirá con su profesionalismo.
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