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Scorpions: No detenga su motor

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La legendaria banda de rock festejó sus 50 años presentando su nuevo cd, “Return to forever”, en el Estadio Malvinas Argentinas. En esta gira contó con el valor agregado de Mikkey Dee en la batería, ex Motorhead.

2016 parece ser el año más raro en cuanto a las formaciones de bandas de rock.  A las incorporaciones de Axl Rose a AC/DC y Dave Lombardo (ex Slayer) en Suicidal Tendencies, ahora le sumamos al baterista de Motorhead, MikkeyDee, remplazando a James Kottak (con licencia médica) en esta gira de Scorpions. En este marco se dio la nueva visita de los alemanes, luego de su “despedida” de 2010. No sólo ya no creemos en eso, sino que volvieron a sacar un disco llamado “Return to forever” (2015). Así, lo que en una primera instancia estuvo planeado en Tecnópolis, se pasó al Malvinas Argentinas. La medida fue exitosa porque el estadio se llenó, pero eso no quiere decir que la pasión estuvo a la altura porque no fue así.

Arphegy hizo un excelente trabajo abriendo la velada con su hard rock metal clásico. Sonaron muy bien y se adaptaron rápidamente al gran escenario que pisaban. Aunque fue un set muy corto, dejaron con ganas de más a los presentes.

Scorpions nunca falla. Puede variar, pero sus años en la ruta demuestran una profesionalidad única al momento de dar un show. La banda sacó un CD nuevo y ahora lo defiende en vivo. La explosión comenzó con “Going out with a bang”, de “Return to forever” (2015) y saltaron más de 30 años con dos de “Animal magnetism” (1980): “The zoo” y “Makeit real”. Las pantallas eran descomunales para el microestadio, haciendo que se vea bien desde cualquier lado. Pero no todo era color de rosas.

El traspaso de Tecnópolis al Malvinas trajo como consecuencia la aparición del cuestionado campo vip. Las plateas más caras del predio de Villa Martelli ahora eran de pie y delante al escenario. Así, frente al escenario había un público maduro y que por ahí la disfruta por otro lado, sin tanto agite como los de la posición trasera. Pero la pasión no se mide en aguante físico o filmaciones con el celular, se mide en emociones.

Los alemanes lo saben, y por eso incluyeron un medley setentoso, uno eléctrico potente y otro acústico. Los fans, cada tanto, eran poncheados por la cámara en vivo reaccionando a añejas piezas como “Eye  of thestorm” o “Send me a angel”, finalizando esa parte con “Wind of change”, un golpe efectivo. Toda la banda se puso al borde de la pasarela con los instrumentos y un cajón peruano para el baterista.

Parrafo aparte a Mikkey Dee, la figura de la noche. Se pagaría una entrada por sólo verlo y escuchar cómo le pega los tamborcitos. Cada golpe de parche es energía para los veteranos músicos adelante.  Alcanzó el punto de embullición en el solo de batería y el cover de “Overkill”, donde se escuchó el cántico “Lemmy no murió”. Así, Scorpions se sacó el peso de contar con un ex Motorhead en un show propio, y continuó con la parte más hitera de su repertorio.

“Black out”, “No one like you” y “Big city nights” (guitarra humeante de por medio) conviertieron la noche del jueves en la más hardrockera del año. Bises, y la banda volvió a salir para interpretar “I still loving you” y “Rock like a huracane”, hits que apenas movilizaron a los que estaban más adelante, mientras que el campo trasero era una fiesta.

Cada uno lo disfruta a su manera. La banda une generaciones de rock, y mueve a toda la familia a asistir a un show en un día de semana. Unos saltando, otros filmando y otros simplemente viendo a gente de su misma edad -o que podrían ser sus abuelos- subirse a un escenario y durante una hora y 40 minutos -en 17 temas- afirmando su vigencia. Scorpions lo disfruta así.

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Redacción ElAcople.com

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