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Stoned Jesus: Sorpresa y media
El martes 10, la banda ucraniana debutó en Buenos Aires con un show caliente en el Roxy Live que dejó a todos con ganas de más.
Año 2016 y por suerte el rock todavía nos puede sorprender. Es normal que muchas bandas sudamericanas se arriesguen a la aventura de girar por Europa ante audiencias de escasos curiosos y un puñado de “sudacas” perdidos por el mundo, siendo Natas los pioneros de eso. Lo que no tenemos en cuenta es que esa situación se puede dar a la inversa también. Bandas relativamente desconocidas como Radio Moscow, Mars Red Sky, Sahara Surfers, Dead Meadows, The Flying eyes y un largo etcétera se han aventurado a explorar tierras latinoamericanas. Generalmente, a fuerza de precios económicos y bandas soportes adecuadas, estas fechas que a veces son una especie de lotería, han funcionado muy bien. Pero siempre está la incógnita de cuánta gente habrá a la hora del show.
Después de buenos sets de parte de Las Huacas y Buffalo, el Roxy se encuentra sorpresivamente lleno. Hoy no estamos viendo a una banda de culto que lleva 25 años en la ruta, que justifica la asistencia. Hoy vemos a una banda relativamente nueva, haciendo stoner rock desde uno de los lugares más improbables para ese tipo de música: Ucrania. Y cuando todo es tan improbable, es cuando mejores resultados tenemos.
“Somos la primera banda de Ucrania en tocar en Sudamérica”, anuncia Igor, guitarrista y cantante, ante el recibimiento de la gente como si fueran grandes estrellas. El comienzo con “Rituals of the sun” hace saber que el público no son meros curiosos; esta es una banda que querían ver hace tiempo. Coreo de riffs, pogos y sacudidas de cabeza hacen saber que el show va bien, pero lo más sorprendente es que la gente realmente canta las canciones, como en “Stormy monday». Tal vez los siguen hace años, tal vez los descubrieron hace solo dos meses, pero todavía es importante que la gente esté abierta a escuchar y descubrir música. Stones Jesus no inventó nada, pero claramente saben cómo dar un show en vivo y ser un digno homenaje a la música que les gusta sin pretensiones. A veces lo único que se necesita es hacer buenas canciones, y en composiciones como “I`m the mountain” lo tienen, tanto que parecen hits históricos. Cuando Igor interpreta algunos acordes de “El cóndor pasa”, como homenaje a la región tal vez, para el público pasa desapercibido, hasta que logra que la gente estalle con el riff de su propia canción.
El trío es sólido y las canciones, aunque largas, no son aburridas. Sumado a las toneladas de actitud de sus integrantes, tocar composiciones que no han sido editadas como “The harvest” es un solo detalle; el público está entregado para cualquier cosa. Fueron solo nueve canciones, pero extensas e intensas. El final con “Here comes the robots” termina de coronar el amor entre la banda y los presentes. No pasará mucho tiempo para que pisen de nuevo estas tierras. Fuimos a ver a Stoned Jesus entre la curiosidad y la obligación, y nos fuimos siendo fans. Nos gusta ser sorprendidos por el rock.
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