RESEÑAS
Contra todo

Tercera visita de Primal Scream al país, en un marco que no era el ideal: un lugar que iba a quedar gigante, no cerraban la noche del festival, el maldito vip… La historia de siempre, digamos. Pero poder presenciar la interpretación de esta obra con la banda completa en vivo es un privilegio.
“Movin on up” da el puntapié inicial con ese soul típicamente americano, nacido en las iglesias de los barrios. Zeppelin, Stones, Primal Scream. ¿Por qué será que los mejores intérpretes de música negra americana son los europeos? ¿Qué tienen que ver Bobby Gillespie (un escocés adicto a la heroína, ex baterista de Jesus & Mary Chain), con Aretha Franklin u Ottis Redding? Nada. La música actúa de maneras misteriosas. Así como “Movin on up” funciona como un tributo a esa época, la transformación de “Slip inside this house” (cover de los pioneros garageros de 13th Floor Elevators), también. Todo es música en el universo de Bobby. Todo es una búsqueda, todo es un viaje.
¿Problemas que atentan contra ese viaje? Muchos. Primero, el lugar: que constantemente pase un tren tocando bocina interrumpiendo climas no está bueno. Segundo: muchachos, sabemos que esto es un negocio y nadie hace beneficencia, pero da cierta pena ver a 20 fanáticos y doscientas personas que no saben qué banda está tocando en un sector de 25 metros, vacío, y luego el resto de los mortales. No al campo vip, ya lo dijimos. También ayudaría que el sonido sea bueno, que las guitarras se escuchen y que no desaparezca el volumen por momentos, como sucedió cuando la banda interpretaba “Damaged”.
Ah, y ya que estamos, también serviría cierta lógica en las grillas: el rejunte de reventados sónicos con fans de Sabina y colegialas no tiene mucho que ver, sobre todo cuando vemos a Gillespie tratando que la gente se mueva o incluso cante algo. ¿Se acuerdan cuando nos decían que éramos el mejor público del mundo? La parte final de “Come Together” es para cantarla entre todos, muchachos. Digan que Bobby está limpio ahora; en otra época hubiese roto todo el escenario ante tal panorama.
“Screamadelica” representa un antes y después en la historia de Primal Scream y en la música inglesa. Hacia fines de los ’80, los Happy Mondays y los Stone Roses (junto a otros grupos) ya se acercaban a esta mezcla de baile y rock, y este álbum aparece para llevar todo un poco más allá con cierto espíritu stone, soul, funk, electrónica, psicodelia, samples. Era un disco futurista.
Si bien es el disco más celebrado de la banda, también es un disco difícil; muy psicodélico y tripero, muy influenciado por la época y las drogas. La banda trae coristas y vientos para dar rienda al sonido que el álbum pide. Momentos como “Damaged” y “Higher than the sun” son difíciles en festivales donde todo es palo y a la bolsa y a la gente no le gusta aburrirse.
El show transita por una versión reducida y con distinto orden respecto del tracklist original. Largas zapadas, largas versiones; mucha lisergia y dedicatorias a Maradona en las canciones que hacen referencias a las drogas (“Loaded”, “Higher than the sun”, antes solían dedicarle “Rocks”; si usted es del palo entenderá). Pero tanto atentando al clima del show devino en que a la hora de los bises los músicos preguntaran si se iban mientras Gillespie se rehusaba sacándose de encima tres hits rockeros como “Country Girl”, “Jailbird” y “Rocks”. Y así llegó el final, con los músicos acoplando, Mani yéndose antes de tiempo mostrando un fuck you y Bobby al borde del escenario gritando.
Gran show, por supuesto. ¿El marco? Incorrecto. Caso muy similar al show de Flaming Lips. Es verdad, no son bandas muy convocantes y tal vez la única forma de poder verlos sea esta. Son las reglas del juego, pero… Ah, también tocaron Jarabe de Palo y Snow Patrol, pero a nosotros nos gusta el rock.
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