Morrissey ya ganó

El cantante inglés brindó dos shows en su nueva visita a Buenos Aires. Te contamos lo acontecido en el Luna Park.

Estar arriba de un escenario te da un poder, una mística y un magnetismo que probablemente no obtengas en ningún otro lugar. Es la magia del artista y solo algunos logran llevar eso a su vida cotidiana. Stephen Patrick Morrissey es uno de ellos. Al ingresar al Luna Park uno siente estar entrando a una ceremonia donde se anuncia la vuelta del mesías solo por una noche, y como aperitivo, sobre un telón, se proyectan sus mandamientos: artistas que van desde Tina Turner a New York Dolls. Y luego sale él, de inmaculado blanco, el cantante por el que hombres lloran y mujeres aúllan. La tensión acumulada explota ante los primeros acordes de “Suedehead”; la voz está al frente y el audio mezclado a la perfección. Respiramos tranquilos.

Quien golpea primero, golpea dos veces, dicen. Con “Alma matters”, “This charming man”, “First of the gang to die” y “You have killed me” seguidas y con el cantante con el corazón en la mano, el concierto ya podría darse por concluido. Mozz es ese tipo rebelde que no teme abrirse y exponer las sensibilidades que hasta el más macho tiene. ¿Existe letra más sencilla, certera y honesta que la de «How soon is now»? No solo eso: es una de las grandes composiciones de la humanidad y tiene la banda necesaria para entregar semejante canción. No solo el grupo de músicos liderado por Boz Boorer está en su mejor momento, sino que el propio Morrissey parece disfrutar más su tarea y sus canciones. Nuevas composiciones como “Kiss me a lot” y “Staircase at the university” suenan con más fuerza que en el disco.

Si bien Mozz no suele ser un tipo complaciente, hoy parece estar de mejor humor. La presentación del disco nuevo se esfuma, aparecen los clásicos y hasta se permite bromear consigo mismo auto homenajeándose cantando “Morrissey”, de Leo García. Pero luego aparece el cantante venenoso, el punk elegante que administra palos por igual a la monarquía, la policía y al maltrato animal en el país de la carne. En “Meat is murder” el juego de luces, imágenes alusivas y la “mala onda” de la música crean un ambiente tan denso que ninguna banda de black metal logra.

Pregunta si nos gusta el nuevo presidente. Y aunque estadísticamente sea mentira, el estadio entero grita no. Nadie osaría ponerse del lado de un político en un concierto de Morrissey. Las autoridades quedan bien expuestas en los videos e imágenes de “Ganglord” y “The world is full of crashing bores”. Y aunque uno puede suponer que sus canciones hablan de relaciones entre personas, tal vez están dedicadas a un enemigo mayor.

“The queen is dead” no solo cierra el concierto más largo del inglés en nuestro país, sino que probablemente haya sido el mejor también. Tal vez los sustos de los últimos tiempos lo hayan hecho reflexionar y disfrute más de su trabajo, de viajar, de su público y de ser él mismo. Ver a Morrissey en vivo es entregarse a una veintena de canciones que viajan por lo más profundo de uno mismo. A pesar del odio, las decepciones y los desamores, uno sale esperanzado.

Hay que destacar que lamentablemente hay cosas externas que siguen apareciendo para arruinar la experiencia. Para hacerlo más sencillo: la gente paga por algo que no obtiene. En este caso el show se vendió con un campo vip que ocuparía solo una porción delantera del suelo del palacio de los deportes. Pero al llegar al recinto vemos que el “pequeño espacio” ocupa todo el campo del Luna Park, dividiendo el mismo en tres partes, haciendo que el público que pagó menos, pero que merece el mismo respeto, no pueda ver el show de frente y sin poder ver a dos de los músicos por lo menos. El show fue genial y el sonido óptimo;  a fin de cuentas no alteró el resultado final. La cuestión es que la gente tiene el derecho de obtener lo que pagó. Y si no es así al menos obtener una advertencia o la posibilidad de no asistir al show. Seguramente esto no va a pasar a mayores y estas cosas van a seguir ocurriendo y el público seguirá agachando la cabeza. Una lástima.

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