RESEÑAS
Desde las sombras

La esquina de Rivadavia y Pergamino, en el barrio porteño de Flores, comenzó a poblarse cerca de las 20. Grupos de jóvenes y sobre todo treintañeros, algunos con niños de la mano, marchaban de un lado a otro de la avenida mientras esperaban ansiosos que se abrieran las puertas del teatro. La vereda era una pasarela constante de remeras de Indio, los Redondos y Pier, obviamente. Y es que en un par de horas, la banda de los hermanos Cerezo daría un gran show con la escusa de lanzar su nuevo CD/DVD, “Desde las sombras”.
Ya en el interior, los espacios comenzaban a llenarse con tranquilidad pero vertiginosamente. Sin embargo, algo desconcertaba a los presentes; una sola duda era compartida por la gran mayoría del público: “¿Agua o Gaseosa?”. La veda electoral se convirtió en la gran discusión de la noche. “Cómo que no venden cerveza, qué locura” o “Agüita y rock and roll no combinan”, fueron algunas de las reacciones sorpresivas.
Cerca de las 21.30, mientras sonaba “I just want to have something to do”, de The Ramones, Pier salió a la cancha en un escenario prácticamente oculto por el humo, e iluminado de forma tal que los artistas parecían sumergidos en medio del océano. Una puesta en escena sencilla pero rendidora que le dio al show potencia y originalidad. Arrancaron sin vueltas con “El ritual de los pibes atentos”, una movidita del disco “Alucinados como la primera vez” para probar cómo venía el humor de los fanáticos. Siguieron sin parar con “Wiskería” y “Al filo del peligro”, que causó la primer gran ola de desbordes de la noche.
Antes de “El barco fantasía”, Ramiro se tomó un descanso y habló por primera vez para saludar y agradecer la presencia del público. Durante la canción, el público se hizo dueño del micrófono y se encargó de corear el estribillo. La primera gran explosión llegó de la mano de un dúo poderoso: “Pulposa satisfacción” y “El paraguas malvado de Porota”.
Luego de “Popular Mística” y “Joven enjaulado”, se fueron al entretiempo. Para esta altura ya nadie se acordaba del alcohol y los caprichos inventados. El verdadero significado brilló en los desinhibidos que bailaban en los pequeños espacios vacíos, los que coreaban las letras como gritos de guerra desde el corazón, y los que sienten el espíritu contracultural y movilizante que despiertan los acordes. La alegría de la gente era notable a primera vista. Querían continuar con la gran fiesta. Los músicos retomaron el show con una balada romanticona, como para ir avivando el fuego nuevamente, “Potrillo sin domar”, y enseguida una intro electrónica seudo ochentosa revelaba que “El mar de sangre” era lo que venía. Para interpretar el clásico “Jaque mate” llamaron al primer invitado de la noche, Javier Torres, gran amigo de Pier e integrante de la banda Nunca te mentí, que se sumó con su guitarra acústica. A continuación, Fernando Pita, el melenudo fundador y guitarrista de Heroicos Sobrevivientes, se calzó la viola para “Sacrifico y rocanrol”. Como su nombre lo indica, el tema condensa un rock and roll verdadero, denso, que aspira al esplendor de los 70`s.
“Hinchada hay una sola”, vociferó el frontman arengando a los fanáticos a demostrar sus pasiones. Y de inmediato llegó el himno de la agrupación: “La ilusión que me condena”. <
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