RESEÑAS
Rock fuerte en el Luna Park

¿Cosas que jugaron en contra en la carrera de Mr. Big? Tener uno de los peores nombres de la historia y haberla pegado con una balada muy Fm que dividió las aguas: o sos históricamente incondicional o los descartás de entrada. Lo cierto es que Mr. Big es una banda que ha hecho cierta escuela, donde conviven algunos de los músicos más talentosos de los últimos 25 años. Más allá de gustos, nadie puede negar la destreza de Billy Sheehan y Paul Gilbert.
Si bien de entrada se imaginaba que el Luna Park les iba a quedar grande, se reunió una buena cantidad de gente, que aumentó cerca del comienzo del show, que hizo que el acto apertura de Barilari sea apreciado por pocos espectadores.
Con puntualidad inglesa, a las 21 se apagan las luces y tras una intro a cargo del señor Frank Sinatra, la banda se despacha con Daddy, brother, lover, little boy. Sin banderas, sin telón y Gilbert que toma posición y usa su famoso taladro eléctrico. Mollo tocará con la pelotita de tenis; Paul es más del rock industrial.
La primera parte del show es un mazazo tras otro; alternando los temas más rockeros del disco nuevo, What if, como Undertow y American Beauty, con clásicos de siempre como Green Tinted Sixties Mind y Alive and Kicking. Y si bien históricamente la palabra virtuosismo no está asociada a un show caluroso y con onda, ellos son la excepción a la regla.
Cuenta la leyenda que años después de la separación, se encontraron los tres músicos en un club (Sheehan y Gilbert con el baterista Pat Torpey) y empezaron a zapar, y se acordaron de lo bien que la pasaban que llamaron al cantante Eric Martin y le preguntaron si quería volver. Y ahí radica mayormente la diferencia de esta banda con otras que regresaron: la pasan bien, juegan entre ellos y con la gente. Sí, ya sabemos cómo tocan y lo demuestran. Pero no están concentrados en tener un ventilador al lado para que vuelen los pelos mientras hacen solos interminables.
Eric Martin, a simple vista, no parece ser el showman que es; un tipo que tiene pinta de ser tímido, bueno, pero que en vivo se engrandece. No será Dickinson, pero es de esa escuela, definitivamente. Y la escuela de la banda es Van Halen, definitivamente. Un poco más pesada, pero con esa cosas pirotécnicas y de jugar a las escondidas sonoramente. Temas como Hot for teacher o Stop, de Janes Addiction. A eso me refiero: canciones que van y vienen, que explotan cuando menos los esperas. Cualquiera que los tome como una bandita o una banda glam, se equivoca. El show es muy pesado y enérgico, y también hay segmentos de solos para que los demás descansen. Billy Sheehan es de los pocos bajistas que puede hacer un solo de diez minutos sin que la gente se aburra. Todos tienen su momento. Eric Martin, por ejemplo, juega con el público en Price you gotta pay.
El universo de Mr. Big es así. Tenés el momento con To be with you e inmediatamente después algo totalmente frenético como Colorado Bulldog. Afortunadamente la gente no se queda solo con una imagen y conviven en paz las dos.
Antes de irse hay un pequeño juego; una versión de Smoke on the water con todos los músicos rotando instrumentos: Gilbert en la batería, Martin a la guitarra, Sheehan cantando y Torpey al bajo y luego cantando. Más que aprobado. Y después, sí, a romper todo con ese torrente de energía que es Shy Boy. Dos horas clavadas. Nuevo disco. Nada de venir a robar, muchachos.
La memoria no ha sido demasiado buena con Mr. Big; a veces con razón y a veces no tanto. Otro caso sería el de Extreme. Lo cierto es que mucha gente juzga a un libro por su portada. Una lástima: se perdieron un gran show de rock and roll frenético.
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