RESEÑAS
El avance de la sinfonía

A poco menos de tres años de su última presentación, la banda estadounidense de metal progresivo regresaba al país para engrosar el idilio con el público local, y de paso mostrar dos perlas de su nuevo disco, “Iconoclast”.
Se los extrañaba
Para amenizar la espera subieron al escenario los locales Resist y Sacrum. Primero fue el turno de Resist con un rock/metal progresivo más clásico, y luego Sacrum con un estilo similar pero mucho más modernoso y abarcativo. Ambas lograron buenos impresiones en los presentes, generando aplausos espontáneos.
Previo al inicio se notaba que había una gran expectativa, aunque nada hacía prever que la intensidad llegaría a los niveles alcanzados. Cuando comenzó a sonar la intro orquestal “Oculus ex inferni” (abre su disco “Paradise lost”, de 2007), el público tomó un gran protagonismo gracias a toda su energía y emoción, mientras los músicos iban apareciendo en escena.
Russell Allen (cantante), Michael Romeo (guitarra), Michael Pinnella (teclados), Michael Lepond (bajo) y Jason Rullo (batería) ya estaban en sus ubicaciones, para largar con uno de sus mayores clásicos, “Of sins and the shadows”, y encender aún más a sus fans. El sonido no acompañaba tal locura, ya que estaba medio oculto y sin la fuerza necesaria. Durante el show el audio jamás alcanzó la máxima expresión, a excepción del cierre final.
Desde el primer momento, Romeo mostró todo su virtuosismo en las seis cuerdas dejando en un segundo plano los problemas de audio. Cada una de las melodías era guiada por sus envidiables conocimientos, a tal punto que muchos de los presentes estaban allí solo por él. Es idolatrado porque es un hombre sencillo y no ególatra como tantos otros violeros. Al cabo del set lo dejó en claro, como en las siguientes “Domination” y “Serpent’s kiss”.
Russell es el otro gran protagonista. Su voz en diferentes tonalidades, su gran espíritu en escena y su interacción constante con el público lo convierten en una figura ineludible a la hora de hablar de la banda. Además, la gran relación que mantiene con Romeo suma a su estampa.
No es habitual que las bandas comiencen su gira mundial previo a la salida de su nuevo álbum. Symphony X rompió con ese supuesto, y desde febrero pasado viene recorriendo varios países de Europa, Estados Unidos y Canadá. El sábado tocaron dos temas de “Iconoclast”, que saldrá a la luz este viernes 17: el single “The end of innocence” y “Dehumanized”. Gracias a la difusión por internet del corte, se cantó como si fuese una vieja canción. Hasta los propios músicos se sorprendieron por el recibimiento.
Al igual que en su concierto de 2008, la banda centró la lista de temas en el disco “Paradise lost”, lo que generó cierto malestar en los fanáticos de la primera época. Los amantes de grandiosas obras como “The divine wings of tragedy” (1997) y “V: The new mythology suite”(2000) casi no tuvieron obsequios.
Por lo general, cuando se le consulta a un fanático sobre cuál es el tema ideal para cerrar un show de su banda favorita suelen nombrar a dos o tres clásicos de un formato conciso y ganchero. Sin embargo, en la escena progresiva la opinión es más inclusiva, por eso cuando Symphony X decidió interpretar como único bis el opus “The odyssey”, de 25 minutos de duración, la gente lo tomó de manera genial.
Visita a visita van sumando nuevos adeptos, pese a que por hora no pudieron ofrecer un concierto impecable como su prestigio y sus cualidades lo requieren. Por ciertos problemas técnicos, por una escasa duración o por la falta de clásicos, Symphony X nunca pudo regarles a sus fans un concierto inolvidable. Ya lo lograrán.
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