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Vorterix stoner fest: Los chicos quieren rock

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Poseidotica, Los Antiguos, Banda de la muerte, Sauron y Sutrah fueron parte de un festival que no escatimó en guitarras al palo.

El rock está muerto. O eso nos hicieron creer. Entre tanto contenido vacío, bandas apoyando candidaturas presidenciales, sonidos accesibles para gustar a las chicas de turno, cuidando la estética por sobre la música y mega esponsoreos, sí, el rock está muerto. Pero hay un rock, uno de guitarras fuertes, uno que se mueve por otros lugares, uno al que no le interesa lo frívolo, uno que te grita en la cara y todavía es peligroso. Este último rock tuvo comunión el sábado en el Vorterix stoner fest.

Sutrah arranca muy temprano, pero no representa un problema ya que el público tiene intenciones de disfrutar todas las bandas. Apoyándose mayormente en los pasajes instrumentales, el trio da una sólida actuación que va de menor a mayor. A pesar de ser una propuesta difícil por momentos, esto estimula al público que no busca resultados sencillos: quieren sumergirse en la música y Sutrah lo logra con creces.

Sauron es el grupo más longevo del cartel y sin embargo casi que es un grupo nuevo. Desde que el cantante, Pato Larralde, tomó protagonismo con Los Antiguos, una nueva generación de chicos pareció interesarse por Sauron. Uno eso lo ve entre el público, siendo la banda con más remeras entre la gente. Esto parece haber dado un aire nuevo a la banda, que, a fuerza de tocar más seguido, han logrado efectividad, fuerza y calidad en sus presentaciones. Ya no son esa banda de culto o ese grupo que la gente tiene de nombre, hoy Sauron tiene peso propio y más que merecido. Cuando uno los escucha tocar “Madura el limón” o “Humo eléctrico” y tienen el público a sus pies, cantando cada frase, saben que todo el esfuerzo y cada gota de sudor puesta en la banda rindieron sus frutos. Cuando la gente se queda coreando el nombre de Pato, uno mismo se pone contento. Sucedió, pero no era necesario que pase tanto tiempo para que se reconozco a uno de los mejores cantantes del rock argentino.

Banda de la muerte es uno de los grandes culpables de todo lo que pasa hoy. En solo seis años, el cuarteto ha logrado lo que muchos no logran en décadas: tener un público fiel, generar sus propios eventos con El club de la muerte, editar sus discos en vinilo, girar por Europa. Pero todo esto no funciona solo a base de trabajo: la música tiene que estar a la altura. Y con “8894”, su último disco, el grupo ha puesto la vara muy alta. Apenas regresados de una gira europea, se nota el oficio que te da la ruta desde el primer segundo. Con canciones como “Ejercito de uno” y “Pulso de una mente maldita” el grupo reúne todas las condiciones: melodía, fuerza, pesadez y gancho. Y si bien uno sabe la música que escucha la banda, son la propuesta más original de la noche, no pudiéndolos relacionar con ninguna otra. Y esto se logra con mucho trabajo.

Pero con Los Antiguos hay un quiebre. Todas las bandas son queridas, todas gustan al público, todas conectan con la gente, pero con ellos hay otra comunicación. Es la única banda en la que todos los espectadores están en comunión. ¿Hay alguna explicación para que un grupo que apenas tiene tres años tenga tanto impacto? Tal vez el hecho de que cuenta con músicos de larga trayectoria, o el hecho de que suenan realmente asesinos en vivo. Pero principalmente por dos cuestiones: tienen grandes canciones y es la banda adecuada en el momento adecuado. Tener a mil personas gritando “Hecho a mi medida” o “La culpa al viento” es un gran mérito. Hace diez años el movimiento stoner era una escena chica, mayormente de gente grande y hoy el Vorterix está plagada de chicos y adolescentes que necesitan esa música. En un país de guitarras, el rock no puede estar desterrado mucho tiempo. El rock no puede ser complaciente y tibio. Y Los Antiguos se encargan de que no sea así.

Pero hablando de triunfos, Poseidótica cierra la noche por mérito propio. Que una banda instrumental haya llegado tan lejos, es una victoria tanto de ellos como del público, demostrando que hay otra forma de hacer las cosas. La música del cuarteto requiere entrega, predisposición. Y de alguna manera eso es difícil de lograr después de la intensidad de los shows de todas las bandas. Poseidotica es un gran epilogo, que se pasea por climas e imágenes, donde la música es lo que importa y siendo una banda instrumental, casi que eso funciona como una declaración de principios. Martin, el bajista, en un momento agradece a su baterista Walter Broide por ser el gran culpable de todo esto. Y es así, ya que su ex banda, Natas, fue la semilla e influencia de todo lo bueno que pasa hoy. Que grupos como Pez, Satan Dealers, Sick Porky gocen cada vez de mayor reconocimiento sin transar con nada, es el último triunfo.

Antes de irse, Xon de Banda de la muerte habla sobre esto. Sobre cómo todo este movimiento se logró a base de lucha, de hermandad, de empujar juntos. De cómo realmente banda y público son uno. Los chicos que hoy vinieron, muchos tienen sus bandas. Y los músicos que hoy tocaron, no se quedan en los camarines festejando. Van a ver a sus amigos tocar entre el público, hablando con la gente a la que han inspirado. Es todo un círculo. Y no hay nada más lindo que hacer las cosas por el simple hecho de quedar transpirado y agotado de satisfacción.

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