Punk para todos

La velada del domingo abrió cerca de las 20 con la banda de horror punk Tenebre y los rosarinos de Falsa Democracia, quienes ofrecieron una apertura entretenida y fibrosa, a pesar que la calidad del sonido no fue la mejor y les provocó algunos inconvenientes durante sus performances. Sin darle cabida a las dificultades, los pocos jóvenes presentes que habían acudido a la hora formalmente indicada se amontonaron sobre las vallas y acompañaron a ambos grupos con cuerpo y alma.

Cerca de las 21 el número de personas comenzaba a crecer vertiginosamente. Se asomaban y multiplicaban por los rincones camisetas con insignias como “maldita brutalidad policial” y “anti fascista”. El origen del público era variado, pues venían desde ciudades argentinas como Córdoba y Rosario, hasta de países latinoamericanos como Chile, Uruguay y Colombia. De a poco comenzaba a cocinarse una atmosfera placiente y acogedora para estos cuatro jóvenes norteamericanos que entonan consignas antibélicas y apoyan los derechos de los animales.

Anti-Flag pisó el escenario con la energía que los caracteriza, y armó enseguida un ejército de fanáticos que custodiaron y defendieron a muerte cada tema. “The Press Corpse”, corte del disco For Blood And Empire (2006) fue el elegido para dar la bienvenida. Siguieron clásicos como “Rank –N –File”, perteneciente a “The terror State” y el himno “Fuck Police Brutality” de Die For The Government. Como es costumbre ya, descollaban los movimientos espásticos y circulares de Justine Sane, voz y guitarra del grupo, y los saltos cuasi atléticos del bajista Chris Barker, esgrimidos periódicamente en la escena hardcore punk melódica universal.

El repertorio continuó con “The Economy is suffering, let it die”, flamante composición del nuevo álbum. A continuación, “This machine kills fascists” desplegó sobre todo ideas antibelicistas y antifascistas. Durante los cortos silencios entre tema y tema el frontman agradeció en reiteradas oportunidades la presencia. La convocatoria fue reducida, en muchos casos por el precio de la entrada, sumado al feriado extendido; no obstante los presentes hicieron barullo suficiente para que los punks estadounidenses se sorprendieran de la potencia y el fanatismo local. “Hoy en día en un mundo como el nuestro es difícil tener esperanza. Pero cuando presenciamos shows como el de esta noche nos damos cuenta que la esperanza aún existe y está en todos ustedes”, se sinceraron.

Sonaron luego “The Smartest Bomb”, del album The Bright Lights Of America, y hits como “Mind the G.A.T.T.”, “Trillion dollar$” y “Turncoat”. El momento más esperado del show vino de la mano de “911 for peace”, tema rápido y agresivo de punk visceral, influencia directa de los Dead Kennedys. Entre tanto, los anti bandera aprovechaban para insultar a la policía, la guerra, el negocio de las armas y sus derivados, mientras Chris#2 (Barker) se lanzaba de lleno sobre el público alborotado.

Si bien el reloj y el famoso amague decían que el fogón iba concluyendo, la llama permanecía intacta. Detonaron con “Cities Burn”, y enseguida uno de los más festejados por todos: “You´ve got to die for the government”. Para cerrar eligieron “Should I stay or should I go”, temazo de The Clash que acunó un momento único e irrepetible: el propio Pat Thetic armó su batería y comenzó a tocar en el medio de la pista, rodeado por entusiastas enardecidos que no entendían absolutamente nada. La canción duró poco, ya que los que todavía permanecían en las alturas se lanzaron con instrumentos el foso y terminaron prácticamente mimetizándose con los espectadores. La melodía en algún momento se detuvo, pero nadie lo notó. Los músicos saludaron, abrazaron y besaron a todos sin empaque, manifestando un nivel de confianza y familiaridad poco visible en estos tiempos.

Fue una noche fantástica, una de esas funciones que dejan un efecto resplandeciente y prolongado en quienes tienen la suerte de vivirla. No solo por la aptitud y las particularidades musicales de una banda consagrada como Anti Flag, sino por la predisposición a la entrega, al compromiso y a la identificación con sus seguidores como pares, sin banderas, nada más ni nada menos.