SHOWS

Camouflage: Por siempre jóvenes

Por  | 

Los alemanes regresaron a Buenos Aires para tocar el miércoles por la noche en Niceto y presentar las canciones de su disco «Grayscale».

Parece extraño hoy, pero hubo una época donde en la radio se podía escuchar buena música todo el día. Camouflage pertenece a esos momentos donde era más importante crear algo bueno que tener la imagen adecuada, y aunque su sonido sea oscuro pudieron hacer llegar su propuesta entre la gente de discotecas de los 80 y melómanos fanáticos de las bandas electrónicas de esa época. A pesar de ser una banda de culto, no es de extrañar que cada año que vienen llenen Niceto y, esta vez, hasta les quede chico.

En Europa la nostalgia por los 80 mueve masas, y mientras muchos de sus contemporáneos deciden vivir del recuerdo, los alemanes eligieron otro camino. Con nuevo disco bajo el brazo y después de tantas visitas, Camouflage no necesita caer en la nostalgia para entretener. La inicial e intensa “Laughing” promete una noche fuera de las obviedades. Lejos del sonido electro pop de sus discos, el grupo opta por intensificar su propuesta con guitarras fuertes y batería en vivo. Esto hace que en muchos momentos el show tenga más tintes de rock que de electrónico; canciones nuevas como “Shine” (supuestamente inspirada en las otras visitas de la banda a Niceto) están más pensadas para el estadio que para bailar con uno mismo.

El público no parece reclamar viejas perlas; saben que vendrán eventualmente y después de tantas visitas del grupo existe la necesidad de nuevo material. Canciones como “If…”, “Misery” o “End of words” vienen a satisfacer esa necesidad, que a pesar de haber tardado un buen rato en tomar forma, logran con creces el cometido de estar a la altura de su viejo catálogo.

Tal vez el aspecto negativo del show es que la banda no genera una continuidad musical, parando después de cada canción para interactuar con el público. También, para el escucha más casual, diez canciones de los últimos trabajos de la banda tal vez sea demasiado, y si uno se movía un poco por el recinto, podía notar a la gente de atrás un poco más dispersa y distraída. Por suerte todo esto se hace más ameno gracias a las habilidades de frontman de Marcus Meyn, que se muestra muy humorístico y cálido, lejos de estereotipo de la frialdad alemana.

“That smiling face”, “Suspicious love”, “The great commandment” y “Love is a shield” entran para entregar al público esa necesidad de euforia que a veces se necesita. Tanto que hasta en la barra de Niceto los empleados se suman a la fiesta. Cuando las canciones funcionan, no se discute.

Una acústica “Stranger Thoughts” da cierre a una noche que estuvo enfocada en los fanáticos más acérrimos y en lo que la banda quiere para sí misma. Cuando uno banda que debería ir a lo obvio no lo hace, por lo menos nosotros, celebramos.

[slideshow id=364]

[sam id=»2″ codes=»true»]

azafatodegira.com

Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión