DISCOS
Eterna nostalgia

Wolf People surge en 2005 cuando el cantante y guitarrista Jack Sharp registró un demo en el pueblo inglés de Bedfordshire. Completó su banda con Tom Watt (batería), Joe Hollick (guitarra), y Dan Davies (batería) y firmaron un contrato con el sello indie Jagjaguwar. Así es como este año editan “Tidings”, un compilado con sus singles y EP’s, y “Steeple”, su primer disco propiamente dicho.
Las influencias son claras, notables, no se molestan en ocultarlas o en disfrazarlas, ni tampoco agregan un componente moderno. No está “todo inventado”; al menos algunos inquietos como Radiohead demuestran que todavía hay tela para cortar. Sin embargo, la banda que suene como ese despertar de la mente que fue la música en los ’60 siempre nos seguirá atrayendo.
Es una flauta lo que suena en “Tiny circle”, y no, no estamos escuchando a Jethro Tull, aunque la influencia que maman de esta banda es notable. Los vientos se mezclan con un ácido riff de guitarra, una fina línea de bajo y una batería que sabe cómo comandar el viaje, todo coronado con un violento solo de viola.
La instrumental “Cromlech” es una catarata de distorsión, mientras que “Morning born” alterna entre la calma que antecede a la tormenta, y la misma tempestad que se produce intermitentemente. Cream y Traffic son otros de los grupos que parecen haber escuchado desde la cuna. La primera parte de “Castle keep” da la impresión de ser apenas una excusa para la zapada épica que se desata en los últimos tres minutos. “Banks of sweet dundee (pt. 1)” recuerda el folk zeppeliano (“The battle of evermore” resuena en nuestras cabezas). Su segunda parte inicia de la misma forma, rozando la balada, para explotar con una guitarra podrida en distorsión y finalizar nuevamente con el suave arpegio de la acústica.
Se les podrá criticar la reproducción de ideas, la imitación de estilos y sonidos; sin embargo, la copia de la fórmula no garantiza el éxito del experimento. Su mérito radica en otro lado. La capacidad con la que cuentan es la de revivir esos climas densos, de blues pesado y psicodelia setentistaen forma exquisita. Para los eternos nostálgicos, para los que todavía desempolvan el vinilo, para los jóvenes que creen que nacieron en la época equivocada, o también, por qué no, para el oído curioso. Wolf People nos devuelva esa misma vieja fórmula ejecutada a la perfección.
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