PELÍCULAS
Chappie: Chatarra
Desde un no muy lejano Johannesburgo, directo a la cartelera de El Acople, arriba Chappie: la historia del robot sentimental que entre pandilleros y policías aplica la filosofía y cuestiona la metafísica.
«¿Qué nombre le pondré? -preguntose a sí mismo-. Le llamaré Pinocho. Este nombre le traerá fortuna. He conocido una familia de Pinochos. Pinocho el padre, Pinocha la madre y Pinocho los chiquillos, y todos lo pasaban muy bien». Esto pensó el maestro Cereza (conocido en el cine como Gepetto) en la novela de Carlo Collodi, cuando concebía a su muñeco de madera sin imaginar que podría convertirse algún día en un niño real que nos enseñó a no mentir.
Cuando Deon (Dev Patel, el niño que protagoniza «Slumdog Millionaire») crea un ejército de robots blindados para la empresa Tetravaal, que utilizará la policía para combatir al crimen organizado que asola la ciudad, tampoco se imagina que uno de ellos podrá convertirse en «Chappie».
Chappie es un robot muy especial: no es solo un bloque de titanio irrompible porque, al parecer, por uno de esos milagros de la ciencia ficción -o de la tecnología de avanzada- su creador ha podido insuflarle una dosis de conciencia. Esto hará que cuando se involucre con una banda de pandilleros –Ninja (Watkin Tudor Jones), Yolandi (Yolandi Visser) y Amerika (José Pablo Castillo)- que amenazan con matar a su amo, la pregunta por la moral asome entre sus circuitos.
La pandilla acoge a Chappie con fines poco honestos, pero él los adopta como su familia, por lo que, de ser un robot que se comporta como un niño en tren de aprendizaje, se convierte de la noche a la mañana en un karateca pandillero que camina con estilo matón, domina el argot y se posiciona como el mejor discípulo de quienes quieren hacer de él una máquina letal que ya no le tema al bullying que le han propinado en su corta vida.
Detrás de líneas enemigas se encuentran el otro inventor de Tetravaal, Vincent (Hugh Jackman) y un gángster llamado Hippo que persigue al clan Ninja.
Hasta aquí el argumento es sumamente lineal y propone temas que, subyacentes, podrían elevar el espíritu de la película, que dadas algunas insuficiencias de estilo y de guión, han sido descartados junto con la chatarra.
En principio, la idea de un robot con sentimientos es atractiva: el proceso de transición de lo inánime a lo humano bien desarrollado podría ser hasta revelador. Sin embargo, Neill Blomkamp (Elysium y Distrito 9), decidió ponerle un bozal argumental a la cuestión y se abocó a hacerlo hablar como el Diego, en una tercera persona irritante que nada tiene de catártica, y eligió a Yolandi (vocalista de Die Antwoord) como un híbrido de hada madrina, cruza entre borderline y freak de disco europea, que en ningún momento de la película consigue conmover. Los villanos de Blomkamp (Jackman incluido) son inverosímiles: lo más atemorizante de ellos es el corte de pelo de Wolverine.
Intentó insertar algunos guiños cómicos en la relación «padre»/hijo, y no supo desarrollar de manera lúcida el Edipo que hubiera sido interesante resaltar. La inmortalidad de la conciencia es otro de los mensajes poderosos que incluyó, pero con un móvil debilitado por el marketing más bizarro y ordinario.
El argumento ofrecía un enorme potencial: la escisión y la dualidad creador/creado es muy profunda en la historia (objetizar la conciencia y desmaterializar el cuerpo son directrices por las cuales hubiera podido optar). Sin embargo, el sudafricano optó por desestimar cualquier posibilidad de complejizar el filme en las dos horas que dura la cinta y fue por el camino más fácil; abocó la moral por el costado de la no violencia, y con un pseudo mensaje subliminal, obvió lo que todos esperábamos de esta película: que en la búsqueda por entender y escuchar a su corazón, Chappie consiguiera robarse el nuestro.
Ficha técnica:
«Chappie» (2015, Estados Unidos)
Dirección: Neill Blomkamp
Guión: Neill Blomkamp, Terri Tatchell
Reparto: Sharlto Copley, Dev Patel, Hugh Jackman, Sigourney Weaver, Jose Pablo Cantillo,Miranda Frigon, Brandon Auret, Sean O. Roberts, Ninja, Yolandi Visser, Robert Hobbs, Dan Hirst, Eugene Khumbanyiwa, Paul Hampshire, Kevin Otto
Duración: 120 minutos.
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