RESEÑAS

Talento eterno

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El talentoso e influyente guitarrista inglés había dado un solo show en Argentina el jueves 22 de octubre de 1998, que había generado una gran admiración en los presentes por su destreza y simpleza para tocar el instrumento.

Para esta oportunidad, Jeff Beck se encargó de que todos los músicos encajaran a la perfección con su estilo, y para ello convocó a Michael Walden (baterista que grabó con él en su álbum Wired”1976-), Ronda Smith (bajista que tocó 10 años con Prince) y Jason Rebello en teclados.

Ritmo puro

Desde que Jeff Beck subió a escena la atención y la mirada del público no se despegó en ningún momento del escenario. Todo lo que se producía allí era escuchado y observado con fascinación. La premiada “Plan B”, de su anterior placa “Jeff”, de 2003, fue la melodía inaugural que hechizó a las casi cinco mil almas presentes.

Ese groove que tanto andaba buscando el guitarrista, quedó claro a partir del primer acorde. La dupla que forman Walden y Smith le da un poder y un ritmo tremendo a la banda. Con las siguientes, “Stratus” (cover de Billy Cobham) y “Led boots”, ese sonido funk fue aún más preponderante.

Si bien Jeff es un hombre de pocas palabras, estuvo más comunicativo y expresivo que en el show del ’98. Presentó a sus músicos al momento de sus solos o hizo alguna referencia al tema que vendría, aunque en definitiva él se siente a gusto cuando se expresa con sus guitarras.

De su nuevo disco, “Emotion and conmotion”, que editó tras siete años de silencio, interpretó varias canciones, como la sentida Corpus Christi Carol o “Hammerhead”,donde nos muestra lo saludable que se encuentra compositivamente y lo bien que le sienta tener banda nuevamente después de los más experimentales y solitarios “You had it coming” (2001) y Jeff”.

Para todos

Ronda enamoró a todos los argentinos con su forma de acariciar el instrumento, que tuvo su pico de mayor exposición durante su solo. En cada nota transmitió toda su pasión por el instrumento, y demostró que lleva el ritmo en la sangre.

Es evidente que el show de Jeff Beck no va dirigido únicamente a amantes de la guitarra sino que con melodías simples y sintéticas también trata de atrapar a una audiencia mayor; tal es así que las canciones no superaban los cinco minutos. Las zapadas, que por lo general abarcan buena parte del set, acá solo se incluyen en pequeños idas y vueltas entre los músicos.

Otro personaje fundamental es el batero Walden, quién con sus golpes precisos y rítmicos le dan el toque ideal a las melodías. Además, con su buen humor y entusiasmo contagió a los presentes.

El público, que lo vitoreó durante todo el break, acompañó con palmas la versiones de “Higher” y “How high the moon”, en donde la sensual mujer puso su tono blusero al servicio de la canción. La emoción ya no era exclusividad de sus fans, ya que a Beck también se lo vio inquietado tras el cierre con la ópera “Nessum dorma”.

Siempre se le suele reprochar a los ‘guitar hero’ que están más pendientes de su lucimiento personal que de las canciones en sí. Pero a Jeff Beck no le cabe esta recriminación, ya que no solo está interesado en el buen gusto musical, sino que también le da un lugar preponderante a sus compañeros, que genera un feeling especial arriba del escenario. Y eso se nota.

Redacción ElAcople.com

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