ENTREVISTAS
Luche y vuelve

Lo primero que aclara Érica es “no tuve un ‘paso’ por allá” para referirse a su prolongada estadía en Estados Unidos, ahí donde conoció a Devendra Banhart y a Beck; fundó bandas y no dejó cuentas pendientes: “Vivo hace siete años en Los Angeles. Ahora mezclo con Buenos Aires y cada cosa que va saliendo la hago, aquí o allá”.
Entre ese período de ausencia, cambiaron tres veces los presidentes y otras dos los jefes de gobierno de Buenos Aires. Y la ciudad, para Érica, también cambió: “Algunas cosas las noté muy cambiadas, otras no, otras me las había olvidado. Me gustó mucho venir y la estoy pasando bárbaro. Me reencontré con mis amigos de siempre. Estoy conociendo mucha gente nueva, artistas y músicos que antes no conocía. Me gusta mucho ese intercambio, me están dando mucho reconocimiento y cariño”.
Cuando la teníamos cerca, de ella sabíamos que a principios de los 90 formó un trío con Flopa Lestani y Karina Tamburini, las Mata Violeta. Que alguna vez fue novia de Ricardo Mollo y solía tocar la guitarra (o el bajo) en algunos shows de Divididos. Y que armó una interesante carrera como solista, con un disco mejor que el otro: “El cerebro”, “La bestia” y “Amorama”, aquel que fue producido por Gustavo Santaolalla y contenía el hit “Positiva”. Si pretendías escuchar algo de eso, olvidate: “A esos discos les tengo el cariño que uno le puede tener a algo que hizo cuando era niño. Ahora sé que puedo hacer algo mil veces mejor. Por eso, por ahora, no me nace incluir antiguas canciones en mi repertorio”.
Esta reaparición en la escena local viene de la mano con un intenso uso de la computadora. En tiempos de hiperactividad en redes sociales, Érica no se queda atrás. En el último tiempo, tiró frases vía facebook casi con la misma intensidad con la que Calamaro actualiza su twitter. De esta manera, conoció a colegas, respondió preguntas y participó en alguna que otra polémica: “Soy una geek, una fan de Internet y sistemas. No puedo vivir sin Internet ni computadora. Me comunico las 24 horas, en ingles y español. Armo shows, giras y todo lo que necesito. También grabo instrumentos, diseño mis gráficas, hago pequeños videos. Hace años, en las entrevistas te hacían la pregunta sobre lo que te llevarías si fueras a una isla desierta. Uno decía guitarra, hojas, lápiz. Ahora yo diría que solo con la compu me alcanza para todo”.
Con la nueva “caja boba” armó una presentación (en un bar palermitano) para Érica García/Eleven, su nuevo proyecto: “Es decididamente otra historia. Nuevo sonido, nuevos temas, nueva estética. Evolucioné musicalmente, o mejor dicho, dejé salir esa parte que ya tenía pero aquí, en Argentina, no podía salir”. Dice que el rock, en los límites del país, “está muy condicionado a cierto discurso agresivo, barrial, masculino, eufórico al cual, si no pertenecés, te tildan de esto o de lo otro. Ahora no me importa en absoluto. Pertenecer al rock, al pop o, incluso, al mundo de la música, es algo para lo cual nadie necesita autorización de otro. Uno es”.
García se unió a Gerard Farez, en teclados, y Federico Estévez, baterista de Superlasciva. Con ellos, presentó algunos nuevos temas, como “No tengo miedo al amor”, “Ya viven”, “El sitio”, “Estado real”, “El bosque” y “Tan normal”. Estos serán parte de un disco que está casi listo, pero que aún no tiene ni nombre ni fecha de salida. Al mismo tiempo, está al palo con otras ideas: “No vine a visitar ni vine de casualidad, vine con objetivos claros: además del disco, estoy para actuar en cine o en tele. También me están surgiendo emprendimientos relacionados con el diseño”. De paso, invita de manera metafísica: “Estoy abierta a lo que ocurra, me gusta dejar espacio para que la frase la termine el universo, no yo”.
1 Comentario
Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión