RESEÑAS

Espíritu Cemento

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Después del histórico y reconocido “Invasión ‘88” con la participación de Attaque 77, Flema, Los Barajas y demás, se sumaron dos nuevas ediciones en 1999 y 2002, que no obtuvieron la misma repercusión.

En diciembre de 2009 se editó el cuarto volumen en formato doble, que en esta oportunidad reúne a 53 bandas no sólo de la escena local; también hay bandas de Uruguay, Paraguay, Perú, Brasil y México.

Héroe, Chaleco de Fuerza y No Esté Mal (ninguna está incluida en el compilado), pudieron mostrar lo suyo antes los pocos espectadores que se iban acercando hasta el Salón Real del centro porteño.

Cuando 90 Raíces le había encontrado la vuelta al sonido, tuvieron un percance con el bajo que derivó en el final anticipado de su set. De este modo, dejaron el escenario cuando aún les restaban tocar cuatro canciones más.

Pese a serios problemas técnicos, el nuevo proyecto de Adrián “Chino” Vera, Calaveras, entretuvo con clásicos de Attaque 77 (formó parte del grupo entre 1989 y 1992) como “No te pudiste aguantar”, “Solo por placer”, “No te quiero más”, entre otros. Sin embargo, en el compilado aparecen bajo el nombre de Nosotros Tres, sin la presencia de Vera.

De la mano del Niño de Los Violadores y de Ariel, ex Expulsados, los Generación Zombie mostraron una solidez propia de una agrupación más longeva. “Sueños de libertad” y “Quedaste atrás”, dos melodías que pasaron. Si bien su música está empapada de punk rock ciertas partes instrumentales los dejaron ver más progresivos.

Con una postura y un sonido demoledor, Minoría Activa contagió hasta a la persona más hibrida gracias a sus guitarras filosas y sus riffs veloces y a la energía desbordante del Moncho (cantante).

Los presentes pudieron disfrutar a pleno de su hardcore y de canciones como “Financiando la ignorancia”, “Era de piedra”, “Sin humanidad”. Además adelantaron “Gritas & gritas”, de su disco próximo a salir, “Donde nadie pertenece”.

“En un rato cierran los geriátricos”, fue la cita humorística que utilizó Pil, la voz de Los Violadores, para explicarles a los asistentes porqué decidieron tocar en la mitad de la fiesta y no al final.

La actuación de la legendaria agrupación fue la que más público convocó y la que mayor locura despertó, especialmente gracias a himnos sin fecha de vencimiento como “Violadores de la ley”, “Represión”, “Mercado indio” y “1, 2, ultraviolento”.

También dejaron en evidencia la excelente actualidad del grupo después de la edición de su muy buen disco “Rey o reina”, el cual superó todas las expectativas. “Bombas de gas”, “El infierno no puede esperar” y la que da título al disco, tres que pasaron durante la noche del viernes.

Después de la furia violadora, el público se tomó un descanso durante el show de Vitamina Q. Éste trío de punk rock ramonero sufrió las consecuencias de subir a las tablas tras los históricos Violadores.

De igual modo, trataron de encender a la masa con sus canciones sencillas y directas más algunos covers de los monchos.

Si bien Cosa Nostra había alcanzado buena repercusión con su placa de 2001, nunca habían obtenido la convocatoria de otras bandas. Tras la partida de su cantante Lucio Bonvecchiato a Topos, entraron en un impasse. Ahora parecen estar de vuelta y con más fuerza que nunca.

Al menos eso nos mostraron el viernes, ya que se notó mucho ensayo y dedicación. Ese sonido súper contundente y fresco se reflejó en melodías como “Sueños”, “Todos sabemos” y “Salirte a buscar”. A Lucio se lo advirtió más cómodo y suelto que en la etapa de Topos, además de sumarle nuevos matices a su voz.

Con el público encendido nuevamente, Superuva dio cátedra de punk efectivo, simplón y divertido. Se podrá tildarlo de varias cosas, aunque cuando suenan de manera genial sus melodías alcanzan otro calibre.

Eso fue lo que sucedió al momento de “Remeras rockeras”, “Cadavercito”, “Churrasco violento” y “No te vayas gorda”, por citar solo algunas. Sin dudas, la frescura de Checha (cantante) tuvo mucho que ver con esta performance. Tocaron un tema nuevo llamado simplemente “Somos Superuva”.

Aquellos festi-punks gloriosos de la década del ’90 en Cemento volvieron en su real dimensión con la presentación de Mal Momento, no sólo porque arrancaron a las 4:15 sino por el espíritu punk y desenfadado de su vocalista Hermann (con un par de copas largas de más) y por la total anarquía de los asistentes (en parte con el permiso de la banda y de la organización).

La locura de Hermann causó malestar en su guitarrista, aunque a sus fans poco les importó ya que cuando se imponían temas como “La bruja y el cazador”, “El diablo en el bar” y “El castillo”, cantaban y pog

Redacción ElAcople.com

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