RESEÑAS

Ganó la pulseada

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Esta banda, que se formó en Estados Unidos en 1995, llegaba a nuestro país por primera vez después de una carrera interesante en la que editaron seis discos de estudio y obtuvieron dos premios Grammy en 2006 y 2008. Si bien se los encasilla en el metalcore, en sus álbumes incorporaron elementos del trash, death y heavy que los favoreció para diferenciarse del resto y alcanzar un reconocimiento.

En Argentina, otros grupos del movimiento “New wave of american heavy metal” (surgido a mediados de los ’90), como System of a Down, Slipknot, Mastodon y los futuros visitantes, Lamb of God, despertaron mayor interés. Por eso, su visita no generaba los mejores augurios. De este modo y entre tanta visita internacional, sólo los amantes más fieles del género se harían presentes.

Cada uno lo suyo

Ante escasísimo público, The Cash abrió la velada con sus melodías de “rock efectivo” (así llaman a su música). Se los escuchó más sólidos que en otras oportunidades, y su versión en español de “I wanna be your dog”, de The Stooges, fue lo más destacado.

“Sentir tu calor”, “Mostrarte la luz”, “Futuro incierto”, algunos de los temas de la presentación de Eva que gustaron mucho. Esto se debió especialmente a sus riffs atractivos y sus estribillos pegajosos, que sumado a un sonido claro y contundente, las elevó aún más.

Con su propuesta demoledora al frente y sus mamelucos característicos, los Bruthal 6 mostraron todo su poderío al servicio de las canciones. Además de las conocidas “Todo en mis manos” y “Fuego”, adelantaron composiciones de su próximo material.

Parra cerrar, subieron los ex Cacería, Nave Astra, quienes ofrecieron también un set ajustado, aunque con un estilo más extremo. Sus impecables trajes negros le daban un contraste ideal a su furia metalera. Pasaron, entre otras, “Sos tu salvador”, una de las melodías que estarán incluidas en su debut.

Caen las sombras

Sin ninguna intro previa, Shadows Fall apareció en escena a las 21.30 con el saludo y la arenga de su cantante Brian Fair. A continuación, el dúo de canciones “King of nothing” y “War”, pertenecientes a su disco “Retribution” (2009), dieron por comenzado el show.

Desde el primer acorde, la banda sonó precisa y en el volumen ideal, demostrando así su profesionalismo y sus años en la ruta. A pesar de esto y a excepción de Fair, el resto de los músicos no trasmitía la calidez necesaria. A medida que las canciones iban pasando esta sensación se fue modificando, aunque nunca se consiguió el estado ideal.

Su vocalista es sin duda el personaje central, ya que además contagiar al público con sus revoleos de dreadbloks, posee una energía y un carisma especial. Su voz, como es habitual en el estilo, varía entre gruñidos y partes melódicas.

El otro protagonista importante es su guitarrista, Jonathan Donais, que con sus solos súper técnicos y veloces, le aporta a las canciones un vuelo mayor. De este modo, el grupo logra diferenciarse de la media. Prácticamente los 12 temas ejecutados incluían estos punteos harto virtuosos.

En un nivel inferior, aunque con un protagonismo interesante aparecía su otro violero, Matt Bachand. Este se encargaba de poner su voz cálida en algunos estribillos, provocando que las melodías tomen otro matiz. Sus otros dos integrantes, Jason Bittner (batería) y Paul Romanko (bajo) le daban la base musical necesaria para una agrupación del género.

Si bien estaban mostrando las canciones de “Retribution”, tampoco olvidaron importantes gemas de su pasado como “Thoughts without words y “Destroyer of senses”, de
The Art of Balance (2002), o “Inspiration on demand” y “The power of i and i”, de The War Within” (2004).

Después del recuerdo de Fair para los fallecimientos de Ronnie James Dio y Paul Gray (bajista de Slipknot), llegaría el final con una moderna y correcta versión de “Bark at the moon”, de Ozzy Osbourne, y una aclamada canción del grupo, “The light that blinds.

El público no sólo se enfadó por la corta duración, sino por la ausencia de bises. Sin embargo, cuando la gente empezó a dejar las instalaciones, los músicos bajaron sorpresivamente del escenario para firmar autógrafos, sacarse fotos y charlar con sus fans. Una manera cálida y diferente de despedirse.

Redacción ElAcople.com

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