RESEÑAS
Debut y despedida

Una de las bandas precursoras del gothic/doom metal había decidido ponerle un punto final a su carrera tras 17 años, y como agradecimiento a sus fans brindarían varios conciertos por el mundo. Dentro de esa gira, Argentina, Brasil, Chile y Perú, serían de la partida por primera vez.
La llegada del grupo noruego se produjo bajo el marco de un nuevo festival, el “Gothic Metal Fest”, que previo a su primera edición ya cuenta con el anuncio de la segunda (el 25 de septiembre con Lacrimosa).
El mismo se desarrolló en dos escenarios. Por el B, pasaron Ultimatum of Souls, Sagitario, Lemuria y Devil69, y por el A, Lingerbliss, For Everness, Eva, Chrisallys, Carnarium y Bloodparade. De las bandas anunciadas, solo Enchained Souls no se presentó debido a que su cantante estaba enferma.
Si bien el día oscuro y frio le daba clima y el aura ideal al festival, no muchos se acercaron a El Teatro Colegiales. Quizás porque los noruegos no están en su mejor momento o porque la gran oferta de shows perjudica al bolsillo del rockero argentino.
Después de más de cuatro horas de shows ininterrumpidos, el público tuvo la posibilidad de despejar sus mentes durante 45 minutos. Sin embargo, pocos de ellos lo utilizaron debido a que la mayoría estaba muy atenta y expectante por el inicio del set.
Entonces nos imaginábamos que cuando se abriese el telón, sus fans iban a enloquecer de emoción, pero nada de esto ocurrió. Cuando a las 21.45 se corrió la cortina y los Theatre Of Tragedy estaban inmovilizados en escena mientras finalizaba la intro, el público estaba calmo, sin la adrenalina esperada.
Con los acordes de “Hide and sick”, el tema que abre su última placa “Forever in the world” (2009) y la siguiente “Bring forth ye shadow”, la situación continuaría igual. Posiblemente el comenzar con melodías a medio tiempo al mejor estilo doom, influyó en esta opaca reacción.
Con respecto al sonido, el inicio no fue el mejor ya que las guitarras prácticamente no se escuchaban. A medida que las canciones iban transcurriendo este inconveniente se fue solucionando hasta conseguir el nivel exacto a la mitad del set. Al momento de “Fragment” y “And when he falleth” todo estaba en su lugar.
Desde que la cantante Nell Sigland se unió al grupo a fines de 2003 en reemplazo de Liv Kristine, siempre fue resistida por sus viejos fans. Por lo visto el sábado, Sigland merece la aceptación general pues no sólo posee una voz agradable sino que demostró personalidad y soltura en el escenario. Lamentablemente le quedan pocos shows para revertirlo. Se despiden el 2 de octubre en Stavagner, su ciudad.
La voz masculina y gutural está a cargo de uno de los fundadores, Raymond Rohonyi. Su imagen está lejos de aquel metalero de los comienzos ya que ahora se asemeja más al dueño de un boliche que al de un vocalista de death metal. Su aporte es secundario en casi todas las canciones, aunque sus arengas constantes lo ubican en un lugar de mayor protagonismo.
El resto está compuesto por Erik Torp (bajista), Hein Hansen (batería), Frank Clausen (guitarra) y Lorentz Aspen (tecladista, ex Therion). Este último es quién tomó más relevancia durante el concierto por su desparpajo y alegría.
Como era de esperar, los asistentes empezaron a agitar cuando la banda se transportó a los primeros discos. Tal es así, que cuando sonaron gemas de “Velvet darkness they fear” (1996) y “Aégis” (1998) despertaban del ostracismo en el que estaban inmersos. “Lorelei”, “Venus” y “Cassandra” son tres buenos ejemplos.
Luego de un break de dos minutos, los músicos regresaron con una actitud más efervescente y cálida. De la mano de la electrónica “Machine” y de la rockera “Der tanz der schatten”, parecía haber llegado el final. Sin embargo, los noruegos le regalaron una más a su público. Sigland le dio el marco ideal a la canción sentimental final, “Forever in the world”.
Si la visita de los noruegos hubiera sido ocho años atrás con su cantante original Liv Kristine, el resultado habría sido diferente. Si a ello le agregamos que el género no estaba tan saturado de bandas intrascendentes como hoy en día, los efectos habrían sido otros. De este modo, Theatre of Tragedy no llegó ni en la época ni en el mejor momento de su carrera. ¿Existirá una nueva oportunidad en un futuro?
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