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Pirámide invertida

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Si en el primer disco solicitaba mover “la colita” y en el segundo pedía “ponémela en la cara”, en su nueva aparición, Dantedirectamente te exige: “sacate la bombacha”. Así de directo arranca“Pyramide”, su tercer álbum como solista en nueve años. 

Dice que se separó y que volvió al levante nocturno, revelándosele ante sí un universo (no tan) desconocido en donde todas se regalan al que más guita y fama tiene. No es nada novedoso, Jacobo Winograd hace años que insiste –con razón- con eso de “Billetera mata galán”. 

Como sea, el hijo de Luis Alberto le puso música (y mucho, mucho auto-tune patinoso) acorde a esa fauna y sin duda tiene credenciales para sacarle el lugar a Makano,Don Omar y todos esos personajes tan lejanos al rock que calientan las pistas de cualquier boliche de moda. Ahí están, como tracks pegadizos, “Gira gira”,“Mostro” y “Gisela”. En ellos, Danteafina el lápiz, arroja términos callejeros, se pone más caliente aún y reconfigura a su favor a distintos íconos pop: Madonna, Maradona, los vampiros, Bush, el Che Guevara… 

En este deporte es campeón uno de los invitados, Residente de Calle 13, quien acompaña a uno de sus maestros en la canción “Pa tras” (el portorriqueño se argentiniza rapeando palabras como “mina” y “boluda”), otro hit asegurado. También aparece un compañero de los alternativos 90, como lo es Adrián Dárgelos (impecable en “Cumpa – El mero mero”) y un amigo de la familia, Fito Páez, acompañando dignamente en la lenta “Alelí”

Cada vez más lejos de la hazaña de Illya Kuryaki –aunque nunca descarta una reunión-, Dante se arma una personalidad musical que no comulga con el oído medio rockero, aún menos que el sonido que portaba el dúo compartido con Emmanuel Horvilleur. Que no le importa, está claro; siempre fue un outsider–amen de la “portación de apellido”- y lo seguirá siendo.

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