RESEÑAS
Tracción a canciones

Otra vez el clima jugando malas pasadas. La tormenta del sábado al mediodía hacía peligrar la velada programada, y en lo que terminó siendo una decisión acertada, la organización pospuso el show para la noche del domingo. Decimos acertada porque las condiciones climáticas fueron inmejorables, ni una nube en el cielo, buena temperatura y una leve brisa primaveral para refrescar.
Pasadas las ocho, y cuando todavía el día mostraba un poco de claridad, salieron a escena. Todos de impecable negro y Gustavo Cerati, con el añadido de un excéntrico antifaz, dieron por comenzado el show con el tema que da nombre al reciente disco. Richard Coleman, quien colaboró en algunas de las letras, fue su mano derecha una vez más.
Dejando en claro las ganas de mostrar el nuevo material, Cerati preparó los trece temas de “Fuerza natural” para ocupar la primera parte del show. Si bien la potencia de “Ahí vamos” era más apta para el vivo, las nuevas canciones demostraron que también pueden funcionar arriba de un escenario. De todas formas, quizás haya sido excesiva la ejecución del álbum entero, teniendo en cuenta que Gustavo cuenta con un amplio repertorio para recorrer.
“Magia”, uno de los puntos más altos del disco, fue el segundo tema. “Lamento lo de ayer”, se excusó el ex Soda, “pero a las fuerzas naturales mayores hay que respetarlas”, agregó, jugando con el título de su última placa. Pasaron los dos cortes de difusión, las más “Stereo” de las nuevas composiciones: “Deja vu” y “Rapto”. Y también lograron sobresalir la cuasi unplugged “Cactus” y la lisérgica “He visto a Lucy” sobre el final del primer tramo.
Cabe decir que el sonido fue impecable y, por suerte, el volumen fue alto. “Un saludo a los vecinos”, ironizó Cerati en relación al cierre del Club Ciudad de Buenos Aires como sede de recitales. “Que pongan más lugares para tocar entonces”, se quejó a continuación, con mucha razón.
La segunda parte del show comenzaría con el momento más emotivo de la noche, y más teniendo en cuenta que sería el único tema de Soda que se escucharía. Gustavo dedicó “Zona de promesas” a la fallecida Mercedes Sosa, quien había elegido esa canción para interpretarla a dúo en la grabación del disco “Cantora”. El público aportó los coros como nunca en las dos horas y media de música.
A partir de allí, Cerati repasó temas de todos sus discos solistas. Hasta se dio el lujo de rescatar gemas como “Pulsar” y “Te llevo para que me lleves” (de su debut solista, “Amor amarillo”), y “Marea de venus”, de su álbum en colaboración con Daniel Melero. También pasaron el hit “Adiós”, la balada “Crimen”, la desfachatada “Paseo inmoral”, y la bella “Lago en el cielo”.
Unas pequeñas piñatas lumínicas oficiaron de contexto para una banda que no tuvo fisuras. No se esperaba menos de nombres como el mencionado Coleman o Fernando Samalea, por nombrar algunos. También cabe destacar los coros de Anita Álvarez de Toledo, cuya voz se complementó a la perfección con la del ex Soda.
El final, cuando el reloj marcaba las once de la noche, fue con “Jugo de luna” y “#”, tema escondido que cierra “Fuerza natural”. “Que tengan un año divino”, se despidió Cerati.
La fiesta fue completa y no faltó ingrediente alguno. El público se acercó masivamente; la banda estuvo a la altura de las circunstancias, al igual que el sonido y el volumen, que venían de exámenes desaprobados. Pero, sobre todo, se hicieron presentes las canciones, esas que son el motor de Gustavo Cerati, esas que con el tiempo harán que la gente ya no pida tanto “una de Soda”.
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