RESEÑAS

Arte de magia

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Las palabras virtuosismo y originalidad resuenan en la cabeza de todos los oyentes. Esos dos sustantivos, entre otros, parecen ser los que mejor definen a Gran Martell. “No se parecen a nada” suele ser la frase para (des) clasificarlos. La “banda de los ex”, Araujo (ex Divididos), Tito Fargo (ex Redondos) y Gustavo Jamardo (ex Porco) conforman una unidad sólida e indivisible en donde el todo es mucho más que la suma de las partes.

Tragamonedas, corte de su segundo disco, “Dos huecos”, es la elegida para abrir la noche, que lamentablemente solo alcanzaría la docena de temas. Araujo es el encargado de la voz, aunque Jamardo es una constante en los coros, e incluso toma el liderazgo en el rubro en “Cara-k-pop”, segunda canción de la noche.

Los roles cambian constantemente en lo que puede definirse como un ensamble perfecto. Tito Fargo tiene la libertad para jugar con las escalas mientras batería y bajo sostienen una poderosa base. Al instante siguiente es la guitarra la que hace de base para que se luzca Jamardo, y en otro momento las cuerdas reposan para que Araujo machaque los tambores con tanta precisión como furia.

Levantan el pie del acelerador en “Silencio de los pasos”, una bella suite en donde Jamardo recorre una exquisita melodía, mientras Fargo se mueve sobre los efectos de su pedalera. Continúan con “Dos huecos” y “Empetrolado”, dos de las mejores composiciones de su segundo álbum.

Merece un pequeño comentario el marco del Roxy Live Bar, un espacio recientemente nuevo en el rubro, en donde se evidencian claramente pros y contras. Si bien la comodidad de sillas y una cerveza bien fría no son nada despreciables, con Gran Martell en vivo más de uno se habrá quedado con las ganas de saltar al pie del escenario, sobre todo en Sopa o en “Tango griego”, rock furioso y urgente, que iba marcando el final del show.

De la misma forma que en su primera placa, iban a enganchar “GM parte 1” (tema instrumental) con “Es igual”. El cierre, luego de los agradecimientos, sería con un tema nuevo, dejando la promesa de buen rock para el futuro.

A este particular power trío le sobra talento para alcanzar las grandes ligas; sin embargo no busca apresurar su salto. Y quizás aquí radica otra virtud. Con la paciencia del viejo zorro, Gran Martell deja que sean sus canciones las que hablen por ellos.

Redacción ElAcople.com

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