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Anneke y Cavanagh: pura química
El martes en The Roxy Palermo Hollywood, Anneke Van Giersbergen y Daniel Cavanagh tocaron por segunda vez en Buenos Aires en plan solitario e intimista.
Tanto la cantante holandesa como el compositor inglés son asiduos visitantes de estas tierras. Ella con The Gathering, luego con Agua de Annique y hoy con su banda solista, y él siempre al mando de Anathema. En esta oportunidad, iban a revivir aquel concierto del 1 junio de 2010: ellos dos solos en escena, con sus talentos y sus canciones.
Ahí están, ellos son…
Daniel Cavanagh subió a escena a las 21 de buen ánimo y con la ambición de dejar un lindo recuerdo en los presentes, a pesar de haber perdido su pedalera en un taxi. Si bien intentó ocultar esta situación, los desperfectos técnicos que se encontró apenas se calzó la guitarra hicieron que exteriorizara su real humor; “Fragile dreams” lo sufrió. Cuando pasó al teclado se lo notó más cómodo y por eso bellas canciones como “One last goodbye” y “Lost control” pudieron lucirse y mostrar toda su sensibilidad compositiva.
Cavanagh comenzó a relajarse, por lo tanto el set empezó a tomar vuelo. La versión de “Wish you were here” de Pink Floyd alcanzó un clímax ideal, en compañía de un público cariñoso que puso sus voces al servicio de la melodía. “Es difícil tocar sin mis hermanos”, comentó Daniel en referencia a sus compañeros de Anathema. Su último tema en solitario, “Untouchable, Part I”, fue el momento de mayor sintonía entre el artista y sus fans. El músico ya había dejado su malestar atrás.
Anneke Van Giersbergen saludó a su compañero y quedó a solas en el escenario. Con la dulzura y la simpatía que la caracteriza, Anneke inició su participación con “My electriciy”, una canción de su ex grupo de The Gathering, en una versión más sencilla pero no menos emocionante. Desde el acorde inicial, sus fanáticos la endulzaron con mensajes amorosos que se terminaban transformando en conversaciones cálidas; durante cada corte había interacción entre ambas partes. Estos se quedaron hipnotizados ante las interpretaciones de “Time after time”, de Cyndi Lauper, y “4 years”, de Lorrainville.
Con la cantante holandesa nunca hubo problemas técnicos, aunque ella en ciertos momentos reclamó por otras tonalidades en su guitarra. Su voz brillante y suave también se destacó en canciones tiernas como “Beautiful one”, de Aqua de Annique, y “Circle”, de su etapa solista. “Es hermoso que vengan a pesar de todas sus responsabilidades”, les agradeció Anneke en esta primera parte.
Llegaba así el instante esperado por todos: Daniel volvió a escena para compartirlo junto a Anneke. Desde allí y por casi una hora, ambos se complementaron perfectamente para ejecutar versiones minimalistas de sus bandas, entre algún que otro cover. Él en guitarra, teclado y voces, y ella sólo con su imponente voz, junto a algunos efectos que los acompañaban. Los momentos más brillantes fueron cuando cantaron a dúo, tal como sucedió con las versiones de Anathema, “Parisienne moonlight” y “Temporary peace”.
Sin dudas, sus intervenciones sobresalen aún más cuando estén en conjunto: la voz de Anneke florece con las composiciones de Daniel, y viceversa. Un ejemplo exacto de esta situación fue con la hermosísima «Untouchable, Part II», una canción romántica que transmite muchas sensaciones. Sus fans se prendieron y entonaron con el espíritu sensible que la canción requería. Con un clima festivo se despidieron con «Jolene», tema compuesto por Dolly Parton.
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