RESEÑAS

El delgado duque negro

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Una banda o un artista de culto divide a la gente en dos grupos: el de loquitos que podrían hasta matar por verlos, y luego está el resto. Todo lo que rodea a Peter Murphy es de culto. Prácticamente escribió los manuales del culto comandando a su creación, Bauhaus, una de esas pocas bandas perfectas que profesaron el “vive rápido, muere joven” como nadie. Cinco años, cuatro discos. Como The Smiths, como The Velvet Underground, como The Pixies. Aunque, bueno, Bauhaus metió la pata y sacó un disco 25 años después de su separación y asesinó toda la mística que los rodeaba. Pero eso es otra historia. Es miércoles a la noche y todos los bichos raros de la ciudad tiene como centro de reunión el teatro Gran Rex.

“Burning from the inside”, de la legendaria banda, da la patada inicial. Murphy es un imán para lo ojos: se mueve despacio, se contorsiona, parece un flamenco bajo estupefacientes, un murciélago, la reencarnación de Drácula, la noche personificada. El gótico por excelencia.

The Cure y Joy Divison se quedaron con el título de leyendas del rock gótico, pero Murphy es el alma nocturna por definición. Murphy y los Bauhaus daban miedo. Y hoy… hoy es algo diferente.

Luego de la separación, Peter optó por convertirse en una especie de cantante melódico pop, mientras que sus tres compañeros optaron por el pop más experimental en Love & Rockets. Pero no es que el señor se haya vendido, sino que adaptó un estilo que le era totalmente ajeno y lo hizo suyo. Cambió la oscuridad por la luz, pero en la noche del miércoles los espíritus nocturnos decidieron volver.

El repertorio escogido es un tanto extraño. Canciones un tanto olvidadas, retorcidas y oscuras; no tanto las más representativas de su carrera. Un show que se tiñe totalmente de negro, pero que al sonar canciones como “Glinding like a whale” y la excelente I’ll fall with your knife hacen que el teatro se tiña, por momentos, de una luz llena de melancolía. No puede haber tanta felicidad. Por eso, para recordar un poco que era todo esto de lo gótico y la depresión interpreta una versión de “Hurt”(que la canta colgado de una escalera, cual serpiente) de Nine Inch Nails, una banda admirada por el músico y con la que ha colaborado. No solo eso, sino que el propio Trent Reznor producirá su próximo disco solista. Y al pensar en su carrera solista y al verlo en el escenario, uno no puede evitar pensar que en una realidad alterna, comandada por el caos (más o menos como en Volver al futuro 2) Murphy cantaría en Las Vegas.

El tipo es una especie de Sandro, si se quiere, pero de ultratumba. Si Nick Cave es el Sinatra del rock oscuro, Peter Murphy es el Neil Diamond. Y uno pensaría en él como una persona sombría y seria, cuando en realidad es todo lo contrario. Se acerca al público, los hace hablar, bromea, insulta a los asistentes, se queja de su panza. Cosas de las que se quejan generalmente los abuelos nuestros. Bueno, a él también la edad lo ha castigado. No en la voz, que sigue intacta.

También se encarga de hacer saber de dónde vino. Los covers salen a granel. No solo el de NIN; en muchos temas aprovecha para meter pedacitos de canciones de Bowie (como “Quicksand”o “Be My Wife”) o incluso de Bauhaus (como el himno ”Bela Lugosi’s dead”). Y hablando de los temas escogidos de su anterior banda, la elección también fue bastante rara. El clásico “She’s in parties” ya decía presente desde el comienzo, pero “All we ever wanted was everything”y “The Three Shadows”, seguramente tomaron por sorpresa a la mayoría.

Después de irse y volver varias veces, el final del show es a todo trapo con “Transmission”, de Joy Division, y “Lust for life”, de Iggy Pop. Mas o menos para aclarar que es del palo.

El delirio de la gente es colectivo y ya nadie está en su lugar original. Curioso: uno de los pocos shows en donde la gente reconoce los covers. Solo un dato de color. Pero después de dos horas y pico de concierto, el hombre, ya mayor de edad, se retira, aunque los presentes siguen en el teatro aplaudiendo y pidiendo por el cantante como si el show no hubiese comenzado.  Tal vez con la fantasía de que en realidad sea un vampiro y se quede toda la noche cantando.

azafatodegira.com

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