PELÍCULAS

Pochoclera y algo más

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Al leer la reseña, los sentidos automáticamente encasillarían a esta película en una más del montón. El tema: Medio Oriente, los Servicios de Inteligencia de Estados Unidos, terroristas, perseguidores, perseguidos, paranoia.

Quizás, la diferencia fundamental se deba al talento de su director, Sir Ridley Scott, generador de películas como “Alien”, “Thelma y Louise”, “Gladiador”, “Hannibal” y más. Perfeccionista, detallista y prolijo son las palabras que mejor describen su trabajo, que encuentra algún punto de enganche -o varios- en el gusto del espectador.

La historia, una adaptación de la novela homónima de David Ignatius, se centra entre Medio Oriente, específicamente Jordania y el Imperio Americano. Esta vez, las potencias son reducidas a los personajes que las simbolizan. Por un lado, Ed Hoffman (Russel Crowe), un veterano de la CIA, superior de Roger Ferris (Leonardo Di Caprio), el mejor agente con el que cuenta.

Hoffman es un aburguesado americano que vive la guerra a través de su teléfono celular y las pantallas de los satélites, desde donde intenta dirigir a su valiosa célula; en tanto, Roger Ferris se encuentra en la zona de combate, situación que le otorga, por momentos, el buscado status de súper héroe.

Finalmente, el tercero en discordia es Hani (Mark Strong), el rey en cuestiones de inteligencia en Medio Oriente; un auténtico asesino de guante blanco. Impecable actuación de este personaje, con quien Roger Ferris negociará continuamente y quien le mostrará algunos de los secretos para ser un impecable hombre de negocios orientales.

Entre estos personajes existe todo un escenario que sitúa al espectador casi dentro del mismo y que no aburre en ningún momento. Ridley Scott fantasea con lo que puede llegar a suceder realmente en los estratos más bajos de esta guerra. El contexto principal, aunque lejano, hace sentir que Jordania está bien cerca.

Redacción ElAcople.com

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