ENTREVISTAS
Verás que todo es mentira

Según cierra el prólogo del libro, hay un lugar en el que todo aquello que no fue, puede ser. Ese lugar es la ucronía. En las más de doscientas páginas de Ucronías Argentinas, se narran diez historias (desopilantes) que pudieron haber cambiado nuestra historia: desde la elección de Jorge Bergoglio como Papa a la anulación del gol con la mano de Maradona; de la expulsión del país a Luca Prodan por cantar en inglés a la posibilidad de que Evita sea gorila. Todo encaja perfectamente en el ADN político, social y cultural de la Argentina y lo que no, que entre a la fuerza.
Editada por Sudamericana, la obra es de fácil lectura gracias a su impecable redacción, aspecto que hoy por hoy está cada vez menos fino. Pero, sin dudas, lo central pasa por el humor innato que destila y que permite que salgan solas las carcajadas, sin importar si se lo lee en el colectivo o en una sala de esperas.
A partir de ahora, la palabra de Fernando Sánchez, uno de los autores.
No es el primer libro que hacen juntos, tomando, por ejemplo, Puto el que lee como antecedente. Sin embargo, ¿cuál es el método que utilizan para trabajar, afinar ideas, luego de un posible brainstorming?
“Ucronías…” fue concebido de manera distinta de cómo hicimos el diccionario de insultos; este no es un proyecto de “Gente Grossa”, que es la editorial que publica Barcelona, sino de tres de los periodistas que laburamos en la revista -cuatro, si sumamos a Mariano Lucano, encargado de las ilustraciones o “documentación gráfica”, como nos gusta llamar a las fotitos-. “Puto…” sí era -y es, porque seguimos trabajando en una edición extendida y mejorada- un proyecto de todo el staff de la revista.
En el caso de “Ucronías…”, una vez que decidimos qué historias íbamos a abordar en base a un sumario con criterio de revista -temáticas de política, espectáculos, deportes, historia del siglo XIX, algo del siglo XX-, nos repartimos los capítulos: tres cada uno y uno final armado de manera aluvional. Cada uno escribió una primera versión; después lo pasó a alguno de los otros dos, que aportó lo suyo, y luego el tercero sumó todo lo demás. Así, una vez que el capítulo dio toda la vuelta, ya no era de nadie y era de los tres.
Por otro lado, estamos acostumbrados a trabajar en grupo. Los tres habíamos hecho guiones para Jorge Guinzburg, Ernestina Pais y Marcelo Zlotogwiazda en Radio Mitre con un método parecido, y en la revista también laburamos las ideas entre todos.
Finalmente, diría que, al menos en mi caso, me gusta laburar en grupo por dos razones básicas: me divierto más, me parece fundamental poder cagarme de risa cuando trabajo, además de estar convencido de que siempre el aporte de alguien que sintoniza con vos enriquece tu propia idea y el producto queda mejor; y segundo, hay algo de ideológico en la idea de trabajar en grupo, porque en una época en la que es más importante la firma y la foto del que escribe que la noticia o el texto que ha escrito, nosotros apostamos a que no se sepa muy bien de quién es tal nota o tal capítulo. Basta de periodistas estrella que escriben en primera persona, por favor.
¿Qué los motivó a realizar el libro; a, si se quiere, profundizar esa idea de distorsión/sátira de la realidad que propone Barcelona?
Varias razones. La más básica: laburar. O sea: crear proyectos que nos mantengan en actividad y redunden, en lo posible, en alguna entrada económica. También es cierto que es una forma de llevar la mirada de Barcelona al ámbito de la historia, algo que en la revista se toca tangencialmente.
Y el formato de la ucronía es ideal para barcelonearla historia. Pero la verdad verdadera es que llegamos a Sudamericana con otro proyecto que no prosperó, y a cambio nos propusieron esto, que nos encantó.
Utilizando nuevamente a Barcelona como referencia, allí han sabido abordar, desde el humor, todo tipo de cuestiones. En “Ucronías…” pasa parecido. ¿Hay algún límite en el humor que proponen? ¿Hay temas que digan con esto no se jode?
En el caso de la revista, no existe esa forma de concebir su contenido. Barcelona es un producto periodístico y en tanto eso, su agenda de temas es la misma que tiene el resto de los medios. No tenemos temas que no se tocan; en todo caso, lo que nos preguntamos no es si se puede abordar un tema, sino qué tenemos para decir sobre eso. Se supone que un diario no deja de lado ningún tema sólo por el hecho de que sea “jodido”, aunque sabemos que no hablan de todo porque no todas las noticias venden igual. Barcelona tampoco.
Y “Ucronías…” lo concebimos de la misma manera, con un plus: elegimos temas que fueran conocidos por todos, historias de la historia argentina que formen parte del imaginario cultural de casi todos, conocimientos escolares, saberes populares, y protagonizados por personajes míticos para, justamente, desmitificarlos, ponerlos en un lugar distinto, desacralizarlos. Y como se trata de ficción -la ucronía es un tipo de relato de ficción-, el único límite es la imaginación.
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