RESEÑAS

Sinfonía de enfermedad

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A las nueve de la noche en punto, y mientras aún había gente ingresando a El Teatro Flores, Carcass salió a escena sin piedad. Secundados por el back line de sonido con dibujos de tórax humanos, junto a dos pantallas que emitían diferentes imágenes durante los temas, los oriundos de Liverpool no tuvieron piedad con nadie durante los ochenta minutos que duró su descarga.

Los coterráneos de The Beatles dieron un paseo por sus cinco discos, con claridad y potencia en el sonido, y acompañados por las voces de todos los presentes, incluso en las partes instrumentales.

Conocidos mundialmente por sus letras dignas de algún diccionario forense, hicieron hincapié en grandes gemas de su carrera, tales como Inpropagation”, “No love lost”, “Carnal Forge”, “Incarnated solvent abuse”, “Genital grinder”, “Embodiment” y “Keep on rotting to the free World”.

El cuarteto formado por Bill Steer en guitarra y voces, Jeff Walker en bajo y voces, Michael Amott en guitarras, y el joven Daniel Erlandssonen batería (de Arch Enemy, en reemplazo del original Ken Owen, quien sufrió una hemorragia cerebral en 1999), brindó una taladrante presentación, sonando bien afilados y potentes,  y mostrando una gran técnica en la ejecución de los instrumentos.

Tras casi una hora y media de show, el final llegó con una seguidilla atronadora: Death Certificate”, Exhume to Consume” y“Ruptured in Purulence” / “Heartwork”.

Así, con el escenario en llamas y la gente satisfecha pero con muchas ganas de repetir el plato, finalizó un concierto memorable. Señoras, señores, Carcass sigue entre nosotros.

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