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¡Buen viaje, Carlita!

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Carla Branchini, integrante de Las Taradas y Pollerapantalón, falleció el martes 21 de enero tras luchar contra el cáncer durante un año y medio. Sus amigas y compañeras de banda la despidieron con una emotiva carta.

Carla Branchini era un ser especial y lleno de energía. Se desempeñaba como clarinetista, saxofonista y cantante. Tocaba junto al cantautor Alvy Singer en su Big Band, acompañaba el ska callejero de Pollerapantalón, hacía prog-jazz con Nimb, y swing y canciones de los 50 con Las Taradas, banda que compartía con sus amigas Paula Maffía y Lucy Patané, en la cual se conocía bajo el nombre de Cheetarah Rodríguez.

El martes 21 de enero se conoció la noticia de su fallecimiento con tan solo 32 años. Carla había sido diagnosticada con cáncer en 2012 y desde entonces peleaba, con altibajos, contra la enfermedad.

Para despedirse, sus compañeras de Las Taradas le escribieron el siguiente texto:

Se anunciaba lluvia para toda la semana. Cuando las primeras gotas y las ráfagas de viento empezaron a azotar sonaron nuestros teléfonos. Era martes9 a.m. No necesitamos atender para comprender la noticia.

Carlita venía luchando desde hace un año y medio contra un cáncer insistente y reiterativo. Perdió el pelito, perdió apetito, algo de fuerza para soplar su saxofón, su clarinete, perdió muchas cosas, pero nunca perdió la fuerza ni a su aliada número uno: la alegría. Una alegría que arrastraba a los que estábamos cerca y que luchamos junto con ella, a su lado, para mantenerla con nosotros.

Carlita era una usina, un faro, un buque navegando a todo vapor con una corneta chillante, era un bosque lleno de pájaros, era una orquesta haciendo toda junta un staccato. Bastaba tenerla cerca para sentirte confortada. Algo en sus ojazos color de cielo, en su sonrisa, en su humor de cachorro, en sus ganas de jugar todo el tiempo, que provocaba ternura y despertaba al niño de todos y cada uno de los que la conocimos… Aunque también era una abuela, cómplice, pícara. Una madre protectora, que nutre y cuida. Una gran compañera. Alguien a quien querés siempre cerca, en tu equipo. Una amiga en la que podes apoyarte, confesarte, dejarte llevar. Una gran amiga, sin pelos en la lengua, con el corazón suelto, la mente abierta, toda ella rienda suelta. Carlita era energía, calor y luz. Pero por sobre todo, era alguien muy libre.

Soy una flecha que no sabe adónde disparar pero dispara nos contó una vez. Y así se fue, rauda. Y se hizo luz, dejándonos a todos muy encandilados y agradecidos de haber sido parte de su vida, de haber compartido grandes momentos, su música, su espíritu salvaje y bello.

El martes a la tarde, contra todo pronóstico, volvió a salir el sol y se llevó una semana de lluvia. ¿Cómo vamos a hacer para orientarnos ahora que tu luz se fue? Ese es el desafío que nos dejaste junto con una montaña de recuerdos bellos como tu sonrisa.

Chau amiga. Buen viaje.¡Hasta que nos volvamos a encontrar!»

*Foto por Lula Bauer

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Redacción ElAcople.com

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