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Dark Tranquility: Nada de tranquilidad
Dark Tranquility visitó Buenos Aires por tercera vez para brindar un intenso show en el Teatro Flores, el miércoles.
En época de crisis, la mayoría de las bandas se ve forzada a cambiar de recinto debido a la poca venta de entradas. Afortunadamente este fue el caso contrario, ya que del Roxy de Palermo, el show debió mudarse al Teatro de Flores. Y si bien el local no estaba a reventar, fue la decisión correcta por parte de la productora para no morir de calor.
Cerca de las 21:30 los suecos salieron a escena con «The Science of Noise», de su último disco, «Construct». Lamentablemente el sonido tardó en acomodarse, lo que hizo que «Lost to Apathy», el primer clásico de la noche, no se escuche como debía. Ya para «Zero Chance» las guitarras empezarían a sonar con buena definición. Es que para canciones como «Punish My Heaven» hubiese sido imperdonable que el estilo melódico de las violas -que ellos patentaron- no hubiese estado a la altura.
A diferencia de sus contemporáneos, Dark Tranquility nunca se separó y siempre entregó nuevo material, a la altura de su historia. Es por eso que la mayoría de la lista de temas estuvo basada en los últimos diez años del grupo. Eso no parece importarle al público, que los apoya en esta decision y toma canciones nuevas como «What only you know» y «The Silence In Between» como nuevos clásicos. Esto genera la felicidad del cantante Mikael Stanne, que 25 años después de la fundación de la banda, parece tener la misma energía y voz que cuando comenzaron. Definitivamente él lleva la batuta.
Los muchachos, sin dudas, saben balancear la lista y antes de perder la atención del público metiendo demasiadas canciones nuevas, entregan joyas como «Terminus» o «Final Resistance», siempre acompañando cada tema con visuales y estéticas realmente envidiables.
El final es con «Misery’s Crown» y nadie parece estar enojado con el hecho de que prácticamente hayan ignorado canciones de sus obras maestras como «Skydancer» y «The gallery». Tal vez esto en un estilo tan purista como el heavy metal sería un tanto suicida, pero Dark Tranquility es prueba de que no es necesario seguir la corriente para hacer bien las cosas.
*Fotos por Guillermo Coluccio
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