RESEÑAS

Crónica de las ciudades mestizas

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“Lo que hay en mi mente, ¿existe solo ahí, o está afuera? Una historia, ¿puede salvar una vida? Una imagen, ¿puede matar a alguien?”

La voz en off que exteriorizaba esos filosos pensamientos acompañaba las primeras escenas de “El Cuenco de las Ciudades Mestizas”, la película que, entre otras cosas, El Culebrón Timbal se disponía a presentar el último domingo, en el ND Ateneo.

El mediometraje, que ocuparía 45 minutos del show, cuenta la historia de Miguelito, un joven de mente voladora y medio loco que se ha ganado el odio de un político muy poderoso de la zona por un hecho violento en el que estuvo involucrado. Este político, Gaspar Giunta, decide deshacerse del incómodo muchachito y le encarga a un matón de su entorno, Benigno Peralta, realizar el trabajo sucio. Paralelamente, Chuky, un marginial que dibuja y pinta autos, descubre que los protagonistas de la historia son los mismos que los de un cuento que él está ilustrando; a este personaje pertenece esa voz inicial que da comienzo a la película y que instala de entrada, a través de esos misteriosos interrogantes, el suspenso y el realismo mágico.

Culebrón Timbaltransita, hace más de diez años, los escenarios culturales y comunicacionales de los barrios del Gran Buenos Aires. Fue en 1997, a raíz de un proyecto impulsado por un grupo de artistas, comunicadores y docentes, que nació la idea de poner en pie una obra gráfica, musical y teatral a la que llamaron El Culebrón Timbal. De esa manera se conformó lo que hoy es, no solo una banda de rock, sino también –y especialmente– un movimiento de desarrollo social: la Productora Escuela Cultural Comunitaria.

Poco antes de comenzada la función, varios micros escolares se habían estacionado en la puerta del teatro. No se trataba simplemente de seguidores empedernidos de la banda, sino de docentes y alumnos de La Huella, (la escuela comunitaria) que llegaban desde Moreno, Provincia de Buenos Aires.

Entre ese grupo de chicos de risitas nerviosas estaban Los Transportadores de Cultura, un grupo de hip hop que, luego de la proyección de la película, subiría al escenario a hacer una consistente presentación de su arte.

Finalizado el número, el telón negro que hacía de fondo se corrió, dando lugar a una imponente escenografía y al comienzo del recital de la banda. A modo de apertura sonaría “Bolita boliyé”, tema de la última producción de la gente de Moreno. Y de eso se trataba la cita en el Ateneo: de dar a conocer “El Cuenco de las Ciudades Mestizas”, una obra integral que contiene la película (dirigida por Alexis Fusario), un documental de cómo se realizó la misma, un libro de 120 páginas de cómic (con los dibujos de Eduardo Balán, quien además de ser la voz de la banda, es un excelente dibujante), un juego de tablero y algunas otras perlitas. Para conseguir el material, que data de una calidad excepcional, se puede pasear por alguna librería buena onda o llamar al 02320-452423.

Culebrón Timbalapuesta a la alternativa, a despojarse de las concepciones elitistas de la cultura, a buscar un nuevo modelo de producción artística y comunicacional fundada en procesos sociales y comunitarios. Y posee, además del centro cultural, una publicación periódica (La Posta Regional) y una emisora radial comunitaria (FM La Posta).

Ese arte y esa cultura barrial se respiran en el aire. Entonces llega el final y qué mejor para ello que cederle el mando a ese ícono callejero que significa la murga porteña. Entonces, así como así, los bombos y platillos copan el escenario cuando de manera sorpresiva (aunque esperada) la murga de la escuela, “Los Imparables“, sube para darle el cierre a la noche.

Luego de algo más de dos horas y media todos los artistas que habían pasado por las tablas se retiraban, dejando en manifiesto su particular mirada sobre el Gran Buenos Aires; el poder, las luchas y las construcciones sociales, la búsqueda de la identidad, los mitos y las leyendas, la locura y los personajes oscuros y mágicos del conurbano. Esa particular mirada, sintetizada por Chuky en el fin de la película, con su última reflexión: “Lo que hay en tu mente tenés que dejarlo ahí, lo otro es muy peligroso. Nuestra imaginación está hecha para soportar la vida, no para mejorarla… ¿O sí?”.

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