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Polaroids de locura ordinaria

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El lunes 22, Maxi Djerfy, guitarrista de Callejeros, sería el primer integrante del grupo en declarar desde que se inició el juicio oral y público, hace ya más de un mes.

El músico dejó en claro su postura respecto al uso de la pirotecnia entre su público (“Yo me empecé a enojar porque habíamos pedido que no se tirara pirotecnia, por eso empecé a putear”), sin embargo, cuando el fiscal le mostró un volante en el que la banda promocionaba el uso de bengalas y una nota de la revista El Acople, dijo no recordar nada al respecto.

Cinco familiares del guitarrista fallecieron esa noche en Cromañón, lo cual utiliza como argumento de defensa: Si a mí se me hubiera representado algo de esto, me hubiera cortado las manos antes de ir a tocar y no hubiera llevado a mi familia. Yo sólo me fijaba en el escenario y dónde me iba a parar para tocar.

Por otra parte, relató cronológicamente lo sucedido, teniendo como apoyo las imágenes en video que se registraron esa noche:

“El humo me impedía respirar y no veía más allá de la tercera fila. De repente, se formó un humo negro en el piso con los residuos de lo que caía del techo. Se formó un círculo de gente, que empezó a bailar como en un ritual, alrededor del fuego. Luego, se cortó la luz e intenté salir por la puerta del camarín que daba al estacionamiento aledaño, pero volví a entrar para sacar gente a la calle. La gente gritaba de una manera que sólo lo había escuchado en una película.

Varios de los padres de víctimas presentes, tuvieron que retirarse de la sala por no poder soportar lo gráfico del testimonio de Djerfy.

En tanto, el día miércoles 24 declararon como testigos dos de los bomberos que estuvieron en el operativo de rescate. El cabo primero Luis Areco, del Cuartel Central de Bomberos, dijo que al momento de llegar al boliche, más de veinte personas que habían logrado salir, intentaban abrir, a fuerza manual, la puerta de emergencia de Cromañón. Argumentó que no podían utilizar herramientas, porque entre los huecos del portón se veían manos y brazos queriendo escapar. Y cuando lograron abrir había dos metros de gente apilada, entrelazada y asfixiada.

Su declaración también dejó en evidencia las precarias condiciones de trabajo, ya que no habían suficientes equipos de oxígeno para toda la dotación de bomberos e incluso, el cuartel no le suministraba linternas a los efectivos; ellos mismos se las tenían que comprar. La falta de oxígeno afectó a quince bomberos que estuvieron en terapia intensiva durante seis meses, intoxicados por el humo.

Luego le llegó el turno de declarar a Adrián López, inspector que se encontraba de guardia en el cuartel durante la noche deINTIl siniestro. Lo más relevante es que su testimonio coincide con los peritos del , quienes afirmaban que solo dos de las seis puertas del local estaban abiertas.

El viernes 26 habló Fernando Tressa, un forense que realizó 191 autopsias en la morgue judicial, y a modo de resumen, desglosó la cifra: de ese total, eran ciento doce hombres y ochenta y un mujeres; la edad promedio de las víctimas es de 21 años; la más chica tenía tan solo diez meses y la mayor, sesenta y cinco años.

Luego puntualizó en los tóxicos que se hallaban en los cuerpos, y los exámenes arrojaron que en ciento sesenta y dos víctimas, había monóxido de carbono; en ciento veinte, cianuro; setenta y seis con cafeína y alcohol en veinte.

Tressaconcluyó su demostración con una serie de fotografías de una autopsia, en las cuales se podían observar diferentes órganos del sistema respiratorio que habían quedado negros por el humo inhalado.

Por último, entre las audiencias de esta semana, cinco sobrevivientes a la tragedia dieron su testimonio. Amparados por el Tribunal Oral que dirige la causa, no se dieron a conocer a la prensa sus nombres completos para poder preservar sus actividades personales.

Lo común en ellos fue admitir el uso de la pirotecnia esa noche. Iván, quién en aquel momento tenía 19 años dice haber visto una mano saliendo por detrás de la consola de sonido, con un tres tiros apuntando al techo. Estoy seguro de que fue un tres tiros: dos explotaron antes de tocar el techo; el tercero quedó en la media sombra y originó el fuego”.

Completó su relato advirtiendo que las puertas de emergencia estaban cerradas y los matafuegos no funcionaban.

A su tiempo, Fabiana, de 44 años, contó que el 30 de diciembre de 2004 asistió a República Cromañónc

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