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Literatura rockera de verano: Morrissey

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Segunda entrega semanal de libros rockeros para leer bajo la sombrilla o disfrutando de las bondades del ventilador o el aire acondicionado. En esta ocasión, la autobiografía de Steven Patrick Morrissey.

Hace un buen tiempo que las biografías de las estrellas de rock son furor de ventas, especialmente en lugares como el Reino Unido (no por estos lados), y decididamente pocas han sido tan esperadas como la del ex cantante de The Smiths.

Este libro tiene unas cuantas particularidades. Por ejemplo, la biografía está escrita en primera persona por el mismo protagonista, sin ayuda de parte de periodistas o profesionales del rubro. Por lo tanto tenemos al autor escribiendo tal como habla, con todo lo bueno y malo que esto representa. Moz se mete en un sinfín de términos inventados y juegos de palabras donde a veces es difícil seguirle el hilo. Otro aspecto a destacar es que no se divide en capítulos: es un gran todo; tal vez para que el lector no saltee partes y absorba toda la obra, casi como un disco.

Absolutamente este es un libro para fanáticos. Se extiende mucho ( y cuando decimos mucho, decimos mucho, realmente) sobre su infancia, ocupando una parte considerable de la publicación. Constantemente nombra a personas que han pasado por su vida hasta que realmente uno logra perderse preguntándose de quién está hablando. Despotrica y halaga a toda persona que se haya cruzado por su camino, desde sus ex compañeros de banda hasta David Bowie. Y nunca ahonda en un tema específico sino que pasa de repente a otro completamente diferente.

La sexualidad de Morrissey siempre fue tema de debate y si bien acá da a entender que tuvo una relación seria con un hombre, jamás brinda demasiados detalles sobre la misma, y tampoco es que tuviera que hacerlo.

Las partes referidas a The Smiths tal vez sean las más interesantes, y dejan ver que nadie sabe realmente el motivo real de la separación de la banda, aunque el desgaste y la codicia de algunos implicados contribuyeron a dicho acontecimiento. El resentimiento de alguna forma aparece luego que el baterista Mike Joyce demandara a Morrissey por un asunto de regalías. Durante esas páginas, el autor se despacha minuciosamente sobre datos del juicio, tirando todo su arsenal contra Joyce, no sin antes acusar a Johnny Marr de querer lavarse las manos y a Andy Rourke de ser una persona intrascendente que no se anima a hablar.

En cuanto a su carrera solista, la aborda con más liviandad, resaltando los períodos exitosos aunque también nombrando los fracasos, reinvindicándola y dando varios ejemplos de porqué no es necesario revivir a su ex banda. La última parte de la biografía parece un tanto de relleno, con el autor nombrando ciudades, lo que le gusta de ellas y, literalmente, cuánta gente fue a cada show. Y así sin más termina, abruptamente.

«Morrissey: La autobiografía» parece ser un libro exclusivamente para el gusto del autor, y conociendo todas sus mañas y locuras, no es algo increíble. Es un libro difícil de leer, desrodenado y dudosamente enganche a alguien desde el principio. Definitivamente, hay libros mejores como «Mettingg with Morrissey», de Len Brown, un periodista constante en su vida que lo ha entrevistado durante toda su carrera.

  • ¿Se consigue en español? El libro se editó recientemente, por lo que todavía no hay ninguna traducción disponible, aunque se consigue en todas las tiendas virtuales internacionales.
  • ¿Sólo para fanáticos? Definitivamente. Excepto algunas parte de los Smiths, no es un libro muy atractivo para el lector casual o el que no está muy interiorizado en la vida personal del músico.

Pequeño extracto de la obra:

Mike Joyce pasó sus años en The Smiths prácticamente como un sueño.Ahora, años después de la separación, ha caído en la realidad. Sus finanzas colapsaron y decidió hacia los que antes tanto le dieron, que estos todavía deberían mantener su estilo de vida. Escapándose de su obligación de adulto en su momento, ahora Joyce venía con su grupo de abogados para tratar de recolectar cualquier dinero pasado. Se las ingenió para enviar citaciones e intimaciones legales a viejas direcciones mías para que parezca que yo me desentendía del conflicto. Y funcionó. Incluso pidió representación legal por parte del estado, alegando estar desempleado. Por supuesto esto también funcionó. (…) Joyce básicamente pedía el 25% de las regalías, cuando en su tiempo todos habíamos estado de acuerdo en que sería un 10%. Nadie firmó nada y nadie tenía ningún documento. Por supuesto, al final, esto no fue necesario».

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