RESEÑAS

Sábado ratón

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Doce grados sobre la Capital Federal no son garantía para salir a la calle un sábado oscuro como el pasado. La inflación que azota al país es otro motivo para guardarse y no gastar ni para entradas ni para birra de previa. Sin más excusas que salir a buscar a sus padres, las huestes ratonas coparon la parada en un lugar rockero por excelencia: Flores, barrio de guapos y cumbieros.

Un breve entremés a cargo de RAVIOLES dejó todo listo para devorar el plato principal, no sin antes dar la invitación, a todo aquel que quiera degustarlos como corresponde, para el sábado 7 de junio en El Teatrito.

Con puntualidad inglesa, JUANSE GUTIERREZ asomó su nariz hacia las 21 horas y sin introducciones, la banda arremetió con “El hada violada”, hit de antaño. A partir de ahí, la usina ratona largó humo hacia arriba y rocanrol -producido por guitarrazos, crashes, crums, y notas graves- para que lo reciban los casi dos mil presentes con flequillo reglamentario.

Así, los RATONES PARANOICOS fueron desgranando clásicos de su gran choclo. Si estás dando tus primeros pasos en la música y te interesa seguir estos pasos, tomá nota: “La banda de rocanrol”, “Ceremonia”, “Rock del pedazo”, “Colocado voy”, “El vampiro”, Sucia estrella”, “Cowboy”. Todos inoxidables como para que triunfes, pero no en este país, porque hace más de diez años que el molde de los RATONES se viene utilizando como llave hacia el éxito.

Todo lo que hoy es cliché, en ellos queda bien porque… ¡son pioneros! Razón suficiente para ser idolatrados hasta por sus colegas, prácticamente discípulos. Tal es el caso de TOTI, otrora líder de JÓVENES PORDIOSEROS, quién fue presentado como “un amigo” y acompañó con su garganta en el tinellesco “Vicio”. El hijo del oeste fue mitad insultado, mitad ignorado por los intolerantes presentes.

Fuera de toda pose megalómana a la que nos tiene acostumbrados, JUANSE se venía dedicando con sobriedad a su guitarra, hasta que durante la coda disco –muy a lo “Miss you”– de la bella “La nave”, decidió treparse a las breves columnas ubicadas a los extremos del escenario, mientras era arengado, aunque no se animó al mosh.

Mientras tanto PABLO MEMI, nuevamente a bordo del barco, se lucía sacándole delicadas notas a su delicado contrabajo.

Tras la calamaresca “Para siempre”, el “Rock del gato” y “Girando” le pusieron punto final a una noche breve, sustanciosa como para comprender de qué la va la movida, dando todos los porqués del rolinga nacional, ese aire del que respiran tantas bandas en estos días y desde ya hace mucho tiempo.

Si bien ya no son los mismos que en los comienzos demolían Cemento con actitud punk porque, lógicamente, crecieron en edad, LOS RATONES PARANOICOS todavía son los abanderados de la patria rolinga, y aunque sus escoltas intenten birlarles esa bandera, difícilmente puedan sostenerla tan alto como ellos.

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