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Todo sigue igual (de mal)

Hace 17 años un pibe fue a ver a una banda de rock y terminó muerto, luego de ser golpeado salvajemente por efectivos policiales (que, cuando quieren, sí que son ‘efectivos’). Ese pibe podrías haber sido vos, o yo, cualquiera de nosotros, porque la violencia policial no hace distinciones ni parece tener límites. Hoy, a pesar del tiempo transcurrido, el crimen continúa impune y no hay ningún detenido.
Los jóvenes, sobre todo, sufrimos cotidianamente el asedio de policías corruptos y violentos, y no tenemos cómo defendernos. El Gobierno se llena la boca hablando de derechos humanos pero no hace nada al respecto. Y, en tanto, sigue sin cumplir la condena que hace 5 años le impuso la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la muerte de WALTER BULACIO.
En un país donde la brutalidad policial es moneda corriente, el pedido de justicia se torna urgente. Es necesario que reaccionemos.
Este viernes 25 de abril, a las 13:00, la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) llevará a cabo una jornada en la Plaza de la República (frente al Obelisco), en conmemoración del 17º aniversario del asesinato de WALTER. Sería bueno que nos acerquemos para demostrar que el paso del tiempo no apagará el reclamo de justicia.
Qué pasó con WALTER
El 19 de Abril de 1991 WALTER BULACIO –de 17 años- fue detenido, junto a otras 72 personas, durante una razzia que policías de la comisaría 35º llevaron a cabo afuera del estadio de Obras, una noche en la que LOS REDONDOS daban un recital. Aunque la Ley de Patronato de Menores prohíbe la detención de menores sin intervención del juez competente, BULACIO fue retenido en la comisaría.
A la mañana siguiente fue trasladado al Hospital Pirovano, donde le diagnosticaron traumatismo de cráneo. Cinco días más tarde falleció en el Sanatorio Mitre a causa de los múltiples golpes de los que fue objeto en el traslado a la comisaría y en la misma dependencia policial. La autopsia encontró huellas inequívocas de golpes con objetos contundentes en miembros, torso y cabeza.
Según los datos aportados en la causa por FABIÁN SLIWA, ex agente de la comisaría, el comisario MIGUEL ANGEL ESPÓSITO le pegó a WALTER hasta dejarlo inconsciente. Pero a pesar de haber sido acusado del crimen, el juez VÍCTOR PETTIGIANI le concedió la excarcelación luego de detenerlo durante dos horas e indagarlo en 1991.
La causa
En mayo de 1992 la Cámara sobreseyó a ESPÓSITO. El 5 de abril de 1994 la Corte Suprema hizo lugar a la queja de la querella, revocó el sobreseimiento y ordenó volver a procesar al comisario.
Luego de este fallo unánime, la jueza MARÍA CECILIA MAIZA dictó su prisión preventiva, según explicita CORREPI. La fiscalía y la querella presentaron sus acusaciones en abril y mayo de 1996. La fiscal MÓNICA CUÑARRO, considerando a ESPÓSITO penalmente responsable por la privación ilegal de la libertad de 73 personas, entre ellas WALTER, pidió que se lo condenara a la pena de 15 años de prisión y 30 de inhabilitación para ejercer cargos públicos. Sin embargo, gracias a gran cantidad de maniobras dilatorias de la defensa y a la complicidad del estado y su aparato judicial, la causa quedó paralizada durante años.
En 1997, al cumplirse el primer año de la paralización del trámite, CORREPI formuló una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por violación a los derechos garantizados en el Pacto de San José de Costa Rica. La denuncia fue declarada admisible y en diciembre de 2000 la CIDH notificó al Estado argentino su informe favorable a los peticionarios. El Estado no se dio por aludido, por lo que la Comisión y la familia BULACIO lo demandaron ante la Corte Interamericana de DDHH, que por primera vez dio trámite a una causa argentina originada en un hecho de represión policial.
En 2003 el Estado argentino fue notificado de su primera condena internacional en un caso de represión policial. La Corte Interamericana de DDHH condenó a la Argentina por la violación de los derechos humanos de WALTER BULACIO y su familia, y también dispuso que se revisara el sistema de facultades policiales para detener personas arbitrariamente.
Respecto de la causa interna, el organismo internacional -cuyas resoluciones son obligatorias para el Estado argentino- ordenó que se repusiera a la familia como querellante, que se rechazara la prescripción planteada por la defensa del comisario ESPÓSITO por tratarse de un delito de lesa humanidad, y que se continuara sin más dilaciones hacia la sentencia, con una plena investigación y castigo de los responsables por la detención y muerte en 1991 del adolescente.
Ya pasaron 5 años y el Estado argentino sigue sin cumplir la condena que le impuso la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Números que hablan
Si sos tan pachorra como para ponerte a leer el resumen de la causa descripto anteriormente, aquí van unas cifras difundidas por Correpi que son más que contundentes:
17 años de la muerte de WALTER BULACIO
4.500 hojas de expediente
34 jueces
15 años de prisión pedidos por la fiscal
1 condena internacional al Estado argentino
5 años sin que el estado cumpla esa sentencia
¡Sólo dos horas de arresto para el comisario responsable del crimen!
Hoy, más que nunca: Ni gorras, ni botas, ni palos que nos peguen.
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