
RESEÑAS
Pastillitas de Luna
Alrededor de las 9 de la noche, se apagaron por completo las luces y se desató el jolgorio mientras por pantalla gigante se podía ver el estreno del video de “Tantas escaleras”, tema del último disco, editado en 2006. Poco faltaba para que el estadio terminara de caerse abajo con los primeros acordes de “Almafuerte”. Así arrancó el show propiamente dicho, con la banda a pleno y PITI ofreciendo el micrófono a los presentes.
Apostados sobre una escenografía austera de telas rojas, emulando la tapa del disco homónimo, los músicos, apoyados en la dúctil guitarra de BOCHI, dispararon a lo largo de la noche un prolijo sonido rioplatense, acentuado aún más por la cercanía de dicho río, quizás.
Para lograr su misión, convocaron infinitos amigos que subían y bajaban constantemente. Desde casi anónimos hasta estrellas del rock vernáculo, pasando por integrantes de bandas en ascenso, como LA COVACHA, LA PERRA QUE LOS PARIÓ y MALDITA SUERTE: todos aportaron su granito de arena para que el pueblo pastillero salga con una sonrisa no tóxica. Con todos ellos, PITI se mostró muy afectuoso, aunque también lo fue con el público, tirándoles besitos y arengando con un repetitivo “Fiesta, che”, y también con su familia, a quienes les dedicó un breve recitado antes de la emotiva “Viejo”.
El primer gran invitado de la noche fue MAIKEL de KAPANGA, quién puso su excelsa viola al servicio de “Piojoso” (delicioso tema con slide) y “Sabina y Piazzolla”. A continuación llegó un set acústico algo desparejo y con algún que otro problema de sonido. Sin embargo, dejó en evidencia aún más las raíces del grupo, que empuñó guitarras acústicas y un cajón peruano para bajar un cambio.
Lo que siguió a la calma fue una larga y contundente coda de casi quince temas al re palo, empezando por la chacarera pinkfloydeana “Perdido”, en donde apareció con su voz el NEGRO QUIETO, de LA MANCHA DE ROLANDO. También tocaría la guitarra en el siguiente tema, “José”.
Otro invitado de renombre fue ALEJANDRO KURZ de EL BORDO, quién, también en guitarra y voz, aportó en “Osiris”. Al bordolino lo seguiría TUCÁN BOSA, uno de los productores de “Las Pastillas del Abuelo”, usando las teclas en “Enano”.
Mientras tanto, la gente no paraba de saltar, y a medida que fueron transcurriendo las canciones, parecían sacados de un cumpleaños de quince. Así es como el campo se pobló de globos, papel picado y tubitos fosforescentes. Esta gente estaba disfrutando lo que pasaba y sin culpas. Más sería la euforia cuando sonó “Mamá y mortadela”, momento en que LA 20, acérrimos fans de antaño, bajaron de la popular al campo con un trapo, cual hinchada de fútbol.
Las tres horas y pico de concierto estaban llegando a su final, pero antes haría su aparición MICKY RODRÍGUEZ, bajista de LOS PIOJOS, para acompañarlos en “Por colectora”. Sin bises, la cosa terminó con “Cowboy” y el pogo absoluto del hit “Calipso”, tema con el cual prometieron no cerrar nunca más.
Con una lluvia de papelitos plateados en el aire, los pastilleros de arriba saludaron con afecto, recordando la próxima cita. El próximo fin de semana apuntan al sur del conurbano y llevan su fuego al Auditorio Sur.
Queda en el tintero la sensación del camino casi silencioso que recorrieron hasta llegar a donde están. Seguramente las cosas sean distintas desde que Internet se volvió algo más masivo y las posibilidades de descubrir y compartir música están al alcance de cualquiera. Así es como miles empezaron con “El Sensei”, hilarante inédito pro-faso, y hoy son seguidores de esta banda que está cada vez más cerca de la consagración popular y definitiva que otorga tocar en un estadio.
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