EDITORIAL

Antes y después de Kurco

Por  | 

Quizá vos a los 14 ni te hayas enterado de la magia de Come as you are o la rabia teen spirit venida de un pueblo del norte tan gris y opresivo como tu propio lugar. Tal vez estabas naciendo, jugando a la pelota en el club, magnificando la media de AXL en sus calzas o diciendo simplemente que esa era una música de pendejos, que eran una copia de tal o cual y que no aportaban nada… Lo de siempre. Sin embargo, hubo un grupo de gente que más o menos para ese tiempo finalmente tuvo algo que lo representaba.

Porque hace 14 años moría el Kurco, la mitad de una vida (si tenés 28), y una vida entera si sos chico y estás leyendo (y quizá odiando) una nota sobre algo que ya está quedando en la historia antigua, esa que existe antes de tu propia existencia.

KURT DONALD COBAIN, nació en Aberdeen, Washington, Estados Unidos, el 20 de febrero de 1967, bajo el signo de Piscis, hijo de Donald bla bla bla… A casi 15 años de su muerte, quedan pocas cosas que no se hayan dicho y hasta resulta lo trillado, tedioso y molesto que el mismo Kurco denunció en sus canciones.

Para fines de los 80’s y principio de los 90’s estaba claro que esa fiesta de minas zarpadas, pelos batidos, merca y descontrol estaba dejando más gente afuera que adentro. Manteniendo a todos ocupados en una vorágine republicana estadounidense, basada en ganancias siderales extraídas de negocios en países que una década antes se habían dedicado a oprimir.

Rock ‘n roll all nigth para algunos terminó siendo una esperanza de show must go on en su último estertor, y esa mentira de que todo estaba bien, ocultaba una recesión económica brutal como la que una década después de salido ”Nevermind”, azotó a nuestro país con huída en helicóptero incluida y más de 30 muertos en las calles.

Pero el Kurco no necesitó piedras o balas de goma para mostrarle al mundo lo mal que iba la cosa, lo mucho que dolía el no ser parte de una sociedad en la que lo único malo y desechable era uno mismo: saltó como un piquetero o como RICKY a gritar Cheto puto, mostrando asco, no odio.

Así con una decía que el machismo era una mierda, en otra que el machismo violaba, macho=facho y toda la ecuación. En otra que la escuela y la institución eran algo de lo que había que escapar; y es más, que vos y tus amigos son lo que hay, lo que vos mantenés o dejás y así con todo. Punk.

Y la denuncia dio resultado. Eso era lo que millones de personas estaban esperando. Un rotoso, bien de abajo (dentro lo que de abajo esté definiendo, claro), saliera al ruedo a decir Che, ¿son idiotas o qué? ¿Qué esperan? y acabara de un plumazo con las porras glam, los estrellas coje todo y ese tipo de banalidades que habían dejado al rock como un circo payasesco de entretenimientos vacíos. Metal.

Ya no iba a haber más piedad o chicos populares, o eso parecía en el momento, y los desplazados, los junkies, los pobres y desesperados iban a tener su momento de ira. Así, en tres años punks oscuros, el Kurco terminaba de gritar lo que era, por lo menos, necesario decir… y burn out (que es mejor que fade away).

Cuando el segundo violero zurdo de Seattle más conocido del mundo se fue, recién algunos entendieron y otros más se convirtieron, pero sólo unos pocos realmente lo recordaron, cosa que apena y que cruje podrida, mientras espera un nuevo estallido, otro soplo de conciencia.

No hay mucha vuelta más y no hay mucho más para decir, porque las palabras de más son venta y a 14 años de su muerte y del momento en que la vida de muchos (como en mi caso particular) se partió a la mitad, las cosas han cambiado tanto que parece que nos hemos olvidado de todo sólo porque el carilindo ya está en todas las remeras.

Whatever, nevermind.

1 Comentario

Tenés que estar logueado para escribir un comentario Iniciar sesión