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Bob Mould: no te olvides del punk rock
El líder de los históricos Husker Du y Sugar se presentó por primera vez en Buenos Aires ante una audiencia devota, el jueves en el teatro Vorterix.
Noche de gala en Colegiales. Es que el padre del rock alternativo da misa por primera vez en Buenos Aires y todos sus fieles van a estar ahí. Pocos saben lo que el mundo del rock le debe realmente a Bob Mould: Pixies, Nirvana, Foo Fighters, Sonic youth, Pearl Jam, Lemonheads; todos le robaron a este señor. Lo original que te parecen esos grupos y todas esas cosas que amás de esas bandas, Bob las hizo primero. Y mejor. Pero mientras sus alumnos son millonarios y viven en sus mansiones, el guitarrista sigue tocando de manera incansable por todo el mundo, sacando un disco tras otro y viniendo a Buenos Aires para no más de 200 personas. Hasta el rock nacional de los 90 le debe a este hombre, sin saberlo. Por eso están entre los espectadores Wallas o Ariel Minimal. Por eso la banda elegida como acto apertura es Valle de Muñecas (recordemos que la ex banda de Manza, Menos Que cero, fueron llamados los Husker Du argentinos) que hasta interpretan «Hasta caerme» de aquellos años.
Pasadas las 21 sale el guitarrista acompañado por Jason Narducy en bajo y Jon Wurster en batería con las cinco primeras canciones del primer disco de Sugar, «Copper Blue»; esa obra melódicamente perfecta que marcaría el camino a seguir por las bandas universitarias de mediados de los 90. El año pasado estuvieron interpretándolo de forma completa, y en «Changes» o «A good idea» todavía vemos la vitalidad de esas canciones. La diferencia radica en que toda sutileza que tiene ese álbum es opacada por una banda en estado de ebullicion. El grupo no deja espacios entre tema y tema. Punk rock vieja escuela de mano de uno de sus creadores.
Si bien las canciones clásicas son las esperadas, Bob Mould vino en un gran momento. Con un disco –«Silver Age»– bajo el brazo que está entre lo mejor de su obra solista. No sorprende que composiciones nuevas como «The Descent» o «Star Machine sean recibidas como clásicos. Es más: no caben dudas que si este nuevo trabajo hubiera salido 20 años atrás, estaríamos pidiendo estos temas.
Bob no habla demasiado; tiene la imagen de un programador de computadoras con esteroides. Pero ataca su guitarra como si le estuviera declarando la guerra, deja hasta el último grito en el micrófono, y transpira hasta empañar sus anteojos. Literalmente no puede ver donde están sus pedales.
Las canciones son tan eléctricas, la guitarra está tan alta y la banda tiene una actitud tan aballasante que muchos temas cambian completamente. Tienen que pasar un par de segundos para que uno pueda reconocer «Come Around» o «Your favorite thing».
«Espero recordar todo y estar a la altura de estas canciones, para ustedes», dice a la hora de la seguidilla de Husker Du»: «I Apologize», «Celebrated summer», «Hardly getting over it», «Could you be the one». Si quieren ver el poder transformador de la música tendrían que haber estado en esos momentos; 200 personas movilizadas por lo mismo, sin artificios, sin poses. Una guitarra enchufada a un amplificador y un tipo gritando sus verdades a 200 por hora. Y una banda que deja todo arriba del escenario y que no le importa si hay 20 ó 20.000 personas en el lugar.
El final es, simplemente, demasiado: «If i can’t change your mind», «Something I learned today» e «In a free land»; tres temas que sintetizan tanto musical como ideologicamente lo que representa Bob Mould. Tal vez en unos años se transforme en uno de esos shows donde serán 15.000 las personas que asistieron, pero pocos habrán sido realmente testigos de semejante revelación. Un montón de vidas salvadas por el punk rock.
*Fotos por Guillermo Coluccio
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