Un viaje azteca por Buenos Aires

Pasadas las 23.30 los soportes habían concluido y todo comenzó para los AZTECAS. Una muy buena versión de “No good”, de SUMO, y “La presión” dieron el puntapié inicial de lo que sería una gran noche.

Sonido claro y fuerte, instrumentos que se escuchan de manera prolija y una banda con carisma y buena música para dar son un varieté de buenas excusas para echar un vistazo y empaparse de esta cultura nómada si todavía no emprendiste un viaje con ellos.

El bar estaba adornado por muy bonitas mesas junto a cómodas sillas para gente bella como la que estaba allí sentada. Al fondo y a la derecha del escenario, los inadaptados de siempre queriendo bailar.

Comandados por HUEVO (voz) desde el escenario, y con el apoyo de su puntero infiltrado entre el público, poco a poco las mesas se fueron apilando en un costado, dejando el lugar libre para poder empezar a mover el cuerpito sin llevarse una silla por delante. Todo esto con el apoyo incondicional de los amigos con remera de prevención, que ayudaron con la mudanza.

Sería bueno que sepan que AZTECAS TUPRO tiene dos discos: ”Retumba” (2001) y ”Tallo” (2004). Hacen un poco de reggae, otro de ska, cada tanto te convierte eso en rock o te lo hacen punk para abofetearte un poco.

En este caso repasaron temas de esos dos discos junto con algunos adelantos de la próxima placa, más algunos temas del compilado “Sin Fronteras”, del que participan junto a GO LEM SYSTEM y GADFLY. Una hora y media de show bastó para agitarse un poco y darse cuenta que el cigarrillo hace mal si querés ir a ver esta banda.
Los puntos altos se sucedieron en temas como “Boomerang”, “Tallo”, “Los cuatro elementos”, “Dibujos” y “Señales de humo”, tema con el que cerraron la noche.

Si todavía no conoces a AZTECAS TUPRO, es hora de que los escuches porque te estás perdiendo a una gran banda. Esa a la que vas a ir a “verqueonda” para volver satisfecho con un buen descubrimiento bajo el saco. Porque no solo suenan bien sino que además te dicen algo, te dejan una frase que vas a repetir cuando vuelvas a tu casa a la mañana y te tires a dormir, o simplemente cuando sea lunes (otra vez) y quieras sonreír un poco aunque todo esté nublado.