RESEÑAS
Hablo de luz

La noche joven del sábado se presenta con calor en los ambientes cerrados y viento fresco para las calles abiertas, entonces salimos de uno de los primeros para caminar por las segundas y llegar a Sarmiento siete siete siete, microcentro de la ciudad paria, para volver a ingresar a uno de los primeros y ver así a LA ZURDA, maxicombo de rock mestizo con guitarras, charango humahuaqueño y letras humildes y entradoras a los sentimientos.
Lindo programa para esta noche joven, por el calor y por la música y por la bocha de chicas que se acumulan cerquita del escenario. Deber de macho solo: mirarlas con entusiasmo. Entusiasmarse.
La banda se aparece en escena empilchada de aires mafiosos, con camisas y corbatas y grilos de vestir, o bien musculosas de golpeador a sueldo, pero no asustan a nadie, y menos con su música. Abren con El Mundo y arranca el baile. Tan bien que lo hacen. A los muchachos acá abajo les cuesta más, no tienen el ritmo, pero igual disfrutan.
Las canciones de Para viajar tienen un no se qué que agrada al buen escucha y te deja un gran final de boca con notas de colores, pues la Stratto afiladísima pasa a través del ampli Vox y sale a relucir en los momentos justos, por sobre el rasgueo del charango y la percu latina.
El bajo omnipresente de LENNY, tirando graves desde el fondo del escenario, sumado a la bata precisa y potenciada a secuencia del tal LEONEL, le dan sustento natural a la mixtura. Entonces todo confluye tan naturalmente que dan ganas de seguir con el baile. Hablo de Chan chan o Huaynot, del corte de difusión Hay un lugar o de la hermosa copla electronorteña: Despacito.
Y si no te va, amigo, te pueden ofrecer de las otras, bien presentadas en un packaging criollo de encordado de nylon, cajón peruano y canto en armonía: Viento del norte sopla en las calles, bailan felices en Tafí del Valle. ¿Le enseñamos como se baila?, le dice el guitarra JUAN MANUEL a su socio EMANUEL. Entonces bajan del escenario y mientras continúan la canción, corren a través del túnel de humanos que se ha formado a lo largo del recinto. Mierda que esto es tener buena onda.
Y las melodías dulces se pasean por entre la concurrencia y se despliegan para buscar la sonrisa ajena, y así la cosa va llegando a su fin, tranquilos y en paz, con Hablo de luz y Los últimos, esa que dice que algo bueno va a pasar y que no está cantando solo…
No, señor, no, no está solo. Escuche que acá abajo lo están ayudando. Se debe sentir bien de ahí arriba ¿No? No, de nada, gracias a ustedes, muchachos. Nos vamos. Es que un viento del norte está soplando puertas afuera.
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