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El sábado en el Teatro Vorterix, All That Remains debutó en Argentina con un show poderoso y enérgico. Durante 70 minutos se dedicaron a repasar sus últimos tres trabajos.
En nuestro país, el metalcore es un género que despierta amor y odio en igual proporción; en cambio en Estados Unidos es más popular, con su pico en 2004 gracias a discos como “The end of heartache” (Killswitch Engage) y “The war within” (Shadows Fall). Con el paso de los años, el éxito se empezó a alejar aunque muchos grupos como Bullet for My Valentine y The Devil Wears Prada mantuvieron viva la llama.
Justamente el primer cantante de Shadows Fall, Philip Labonte, estaba por tocar en Buenos Aires por primera vez con su actual agrupación, All That Remains. Si bien por aquí no tienen gran repercusión, dato que se notó al momento de la asistencia, en el país del norte son de los conjuntos más reconocidos del estilo. Ahora tenían la posibilidad de darse a conocer basándose en una trayectoria de ya 15 años y seis álbumes.
Previo a la salida de los estadounidenses hubo tres conjuntos invitados. Los primeros dos, Flood of Tears y Fashion Jujuy, mostraron sus propuestas alejadas del grupo central; Flood of Tears con un sonido dark con toques electrónicos y Fashion Jujuy con una fusión de rock con folclore del altiplano. El cierre llegó con el metalcore bien marcado de Furtivos, que pese al nerviosismo ofreció un set correcto.
Luego de una intro bélica y ante poco más de 300 personas, All That Remains apareció en escena con un audio bien al frente y contundente de la mano de la extrema “Some of the People, All of the Time”. Para la siguiente, “Stand up”, los músicos comenzaron a exponer su costado más melódico y comercial, en donde demostraron su don para construir estribillos que perduren en el inconsciente del escucha.
El set de 16 canciones estuvo marcado por estos vaivenes musicales, en el que se sucedieron un death melódico como “Six” o un rock distorsionado y radial como “Asking Too Much”. La banda constantemente juega con estas diferencias; a lo largo de 70 minutos interpretaron canciones de sus últimas tres producciones, haciendo especial hincapié en “A War You Cannot Win” (2012). Solo hubo dos bonus tracks de “The Fall of Ideals” (2006).
Sin dudas, Labonte es la figura principal, no solo por ser el fundador sino por el carisma y el carácter que transmite en escena; por ejemplo, cuando veía al público caído los arengaba, cuando hubo un inconveniente técnico contó con humor una anécdota de vuelo o cuando creyó necesario bajó a las vallas para cantar junto a su gente.
Los presentes le dieron calidez al show con cantos en apoyo a pesar de la concurrencia escasa. Pusieron sus voces en «Forever in your hands» y «The calling»; también en las canciones machacosas, tales los casos de “The Air that I Breathe” y “Now Let them Tremble”, donde se pudieron observar bailes agresivos con un sinfín de patadas y manos.
No hubo bises y la banda prácticamente no se despidió a excepción de su interesante violero Oli Herbert, que salió detrás del telón para saludar a sus fans. Probablemente este buen show que ofreció el grupo le servirá para aumentar la convocatoria en una próxima visita. Generar revolución en un estilo marcado no es tarea sencilla. Si bien All That Remains tampoco logra desprenderse de los guiños característicos del metalcore, al menos se destacan con un producto de calidad en un nicho donde esta no abunda.
*Fotos por Fernando Fernández
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