RESEÑAS

¡Sí, Miguel!

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En el lugar no cabían muchas más personas; había menos aire que en una pelota pinchada, y más calor que en los calzoncillos de un colectivero al mediodía, en verano.

Minutos después de las nueve, los telones se abrieron y apareció KAPANGA. Empezaron el show con… ”El ojo blindado”, de SUMO, provocando el delirio del público, que no daba crédito de lo que escuchaba.

La escenografía desplegada contra la pared del escenario era divertida y agradable: líneas onduladas de fondo, naranjas y azules; estrellas negras dispersas; y el nombre del grupo en verde.

No pasaron muchas canciones para que MONO, el cantante, se apiadara de la gente e hiciera algo por ellos; se cargó un equipo de tubos de agua a los hombros y, mediante una manguera de chorro lluvioso, roció con ganas al campo, mientras gritaba “¡Soy el mejor bombero del mundo!”.

Antes de hacer ”Bisabuelo”, MONO contó que en Flores, precisamente, se asentaron sus bisabuelos cuando vinieron de Europa. En otro orden de cosas, cuando terminaron de hacer la canción, y antes de arrancar con ”Desearía”, el cantante clamó por lo siguiente: “¡Por favor, no tiren las tucas!”.

En la mitad del recital, BALDE, el “momentáneamente” ex bajista de KAPANGA, apareció para tocar un par de canciones: ”La cárcel” y ”La momia blanca”. Para este segundo tema, también subió a escena una bailarina invitada, disfrazada de momia. Junto a MONO hicieron un entretenido número de movimientos.

Cuando BALDE se retiró, se llevó consigo la ovación del público. Acto seguido, fue presentado MEMO, su reemplazante, que es un amigo del grupo, que conocen desde la infancia. Los estilos de estos dos bajistas son bien diferentes: uno es parco, grandote, pelado, duro; el otro baila, es flaquito, de pelo largo y barba descuidada.

Uno de los momentos más explosivos de la noche fue cuando tocaron la canción de la propaganda que tiene como estribillo el “¡Sí, Miguel!”. MAIKEL, el guitarrista, y MONO, extendieron una bandera verde que rezaba ese estribillo, con la “S” del “Sí” con la misma tipografía históricamente usada para las “S” de KISS. La canción la cantó MAFFIA, el baterista.

Como es costumbre, el show contó con un generoso solo de MAIKEL, que demostró una vez más por qué es considerado un buen violero; solo en el escenario, con humo y luces de colores sobre él, dibujó durante un rato largo ante las miradas y los aplausos del público.

Para el final del recital, apareció BALDE otra vez, ahora para cantar, e hicieron ”El mono relojero”.

KAPANGA despidió el 2006 con un show de poco más de dos horas. Hubo rock, pop, cuarteto y metal; a veces por separado, a veces todo junto.
Según el anuncio del grupo, este fue el recital número 85 que hicieron en el año. También contaron que hace más de diez años que trabajan de ese modo, tocando sin parar. El público agradece que así sea.
KAPANGA… ¡sí, Miguel!

Redacción ElAcople.com

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