OPINIÓN

Cerebro y motosierra

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“Hace 1 año la humanidad perdió a un gran hombre: JOHNNY RAMONE” decía, entre lágrimas, EDDIE VEDDER sobre el escenario de Ferro en noviembre de 2005 antes de cantar “I believe in miracles”. La patria ramonera por excelencia le devolvía un furioso “Hey ho let’s go” desde las entrañas.

Hoy, viernes 15 de septiembre, se cumplen dos años de la muerte de JOHN CUMMINGS –con ese nombre nació nuestro JOHNNY- cuando el cáncer de próstata que arrastraba hace seis terminó con su vida. Luego del linfoma que sufrió JOEY y la sobredosis de DEE DEE, nos dejaba el tercero –en sólo dos años- de esta precursora banda punk neoyorquina, que fue de culto alrededor del mundo pero que alcanzó una enorme popularidad en Argentina.

No sabía tocar la guitarra y fue por eso mismo que creó un nuevo sonido comparado históricamente al ruido que hace una motosierra. Comandó desde ahí a la banda que redujo el rock y roll a sus componentes originales, con cuatro estrofas y una melodía simple pero de furiosa velocidad, agregando letras que dejaban atrás grandes frustraciones con simples soluciones.

En la familia RAMONES, fue el hermano mayor severo, disciplinado, militar, frío, cerebral y calculador. Un punk republicano, fascista y pragmático, que siempre llegaba a horario, quería tocar mucho para hacer mucha plata, y poder retirarse de una buena vez.

Su profesionalidad y constancia fueron responsables de la longevidad del grupo. Tratando de evitar los excesos, llevó a sus compañeros de las narices a tocar en 2263 oportunidades y grabar catorce álbumes de estudio.

Peleado a muerte con JOEY por disentir sobre absolutamente todo, y con el agravante de robarle a su novia Linda para casarse luego con ella –el cantante le dedicó “The KKK took mi baby away”-, pudo sobrellevar esto para mantener la maquinaria andando.

Las piernas abiertas y el flequillo cayendo sobre sus ojos mientras araña las cuerdas a una velocidad insuperable será la eterna imagen que tendremos de él. Un tipo hosco debajo de las tablas, que brindó alegría a gente que realmente la necesitaba.

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